Chicos, me largo, me voy, me mudo. Creo que por pura coherencia, dejaré de escribir en este blog. No puedo seguir publicando entradas personales en un supuesto espacio común, de un grupo que no es tal. Y dicho esto sin acritud alguna, por supuesto. Lleva mucho tiempo este espacio casi o totalmente inactivo, y las pocas entradas que lo actualizan resultan ser mías, así que creo que ha llegado el momento -por fin- de atreverme a tener una nueva criatura virtual. Algunos me habíais animado a ello con anterioridad, y una vez dado el paso, confirmo mis temores: me da pereza, sé que no llevaré periodicidad alguna, pero al menos seguiré escribiendo en un lugar que sienta como mío. Como ilusión por correr jamás me ha faltado hasta ahora, creo que las endorfinas y los machaques continuos que siempre me estoy metiendo acabarán siendo mis musas para poder plasmar mis sensaciones en mi nuevo blog. Sin más, me despido de este lugar, que espero que alguien mantenga o cierre, según proceda. Yo no lo haré.
Si alguien quiere seguir mis devaneos atléticos y profanos, éste es el lugar.
Keep running. Always.
Javi
martes, 22 de mayo de 2012
sábado, 19 de mayo de 2012
Fight for what you Desire -Javi
Que quede
claro que la inactividad –o escasa actividad- del blog no implica en ningún
caso que estemos parados, ociosos, contemplativos. La astenia primaveral no nos
ha afectado de ningún modo. Seguimos dando guerra, entrenando duro y sufriendo,
pero como siempre, ilusionados.
En mi caso, mi
lesión de rodilla sigue desafiándome, pero necesito algo más fuerte que eso
para pararme. Eso sí, me ha limitado mis salidas de trail running, cosa que
añoro más que nada en esta época. Me limita mucho las bajadas y las subidas,
pero hasta que la resonancia que acabo de hacerme no dicte sentencia negativa,
seguiré entrenando, porque siempre antepongo mi salud mental a la física. Y si
no entreno, no me siento bien mentalmente.
Sin apenas
darnos cuenta, ya estamos preparando la subida al Veleta, que tendrá lugar el
próximo 5 de agosto. Este año sí que la haré; ya el año anterior me encontré
bien preparado y con fuerzas suficientes para afrontarla, pero por diversas
circunstancias no pude estar ahí. Pero como decía, este año es el nuestro; me
he propuesto que esta edición voy a hacerla en condiciones, entrenando bien y
sin dejar nada al azar. Por supuesto que hablamos de 50 kms de subida continua,
con un pequeño infierno entre los kms 23 y 28 que no hay que ignorar. Hablo del
centro de visitantes El Dornajo, donde comienza un dantesco serpenteo por la
carretera antigua de la Sierra y que bien puede dejar colgados a aquéllos que
se atrevan a desafiarlo sin una buena preparación. Por ello nos hemos propuesto recorrerlo
varias veces, reconocer hasta la última grieta de la última curva, una y otra
vez. Ya llevamos dos sesiones, suficientes para acostumbrar nuestro organismo
al cambio de altitud (hoy hemos ascendido a 2550 metros, en la Hoya de la
Mora).
No nos
engañemos. Esto requiere voluntad –que nos sobra-, ilusión –a rebosar- y además
logística, que es lo más engorroso. Cada sesión de preparación nos lleva o bien
una mañana o una tarde entera. Hay que llevar dos vehículos, uno en el punto de
salida y otro en la llegada. A mí en particular es un entrenamiento con una
repercusión casi inmediata en mi estado de forma. Cuando entreno la calidad en
la ciudad, parece que vuelo, mis pulmones parecen ensancharse y las piernas
quieren ir más lejos con cada zancada. Me siento rápido y con confianza,
imprescindible para el reto que tenemos por delante.
La idea es
seccionar el recorrido en 4 partes aproximadamente: la primera parte, como sale inicialmente de la ciudad, no vamos
a entrenarla, obviamente; la segunda, partiendo de Cenes de la Vega en
adelante, para ir reconociendo los primeros falsos llanos; la tercera parte incluye necesariamente el
paso por el Dornajo, bien rematándolo acabando allí, bien partiendo un poco
antes, recorrerlo íntegramente y acabar en la Hoya de la Mora; la cuarta
incluye la subida al Pico Veleta, que haremos exclusivamente desde la Hoya de
la Mora en alguna ocasión, pero como plato fuerte incluiremos una subida desde
el mismo centro de visitantes. Unos 25 kms de subida, que psicológicamente nos
prepararán para ir visualizando el pico y tener la certeza de que lo
derrotaremos. Sufriremos como bellacos, pero por eso nos gusta lo que hacemos.
Hemos empezado con bastante antelación y confiamos en que al menos la parte que
podemos controlar la tendremos bien asimilada, la del entrenamiento. La otra,
la que siempre amenaza y subyace detrás de toda gran prueba, la suerte, el
azar, esperemos que estén de nuestro lado.
jueves, 12 de abril de 2012
I MEDIA MARATÓN NOCTURNA CIUDAD DE ÁGUILAS
Estimados/as corredores/as: Os informamos que el próximo sábado día 28 de abril a la 19.30 horas se va a celebrar la I Media Maratón Ciudad de Águilas (Murcia), pueblo de nuestro compañero de fatigas Txomin. Desde aquí queremos animaros a que acudáis y con vuestra ayuda colaboremos a que este evento se perpetúe todos los años. Como la mayoría sabréis, organizar y dar forma a un proyecto de esta envergadura no es sencillo y conlleva mucho esfuerzo, ilusión y dedicación por parte de los organizadores. Me consta que detrás hay un gran empeño y además contáis con el aliciente de visitar una magnífica ciudad costera, con una gastronomía y ambiente espectaculares. Además, al ser en sábado, no me diréis que no tiene encanto hacer una buena marca en una prueba llana a nivel del mar, para después darse un buen homenaje en cena y copas.
Os dejo el cartel de la prueba y debajo tenéis el enlace del Club Atletismo Águilas, organizador de la prueba, donde encontraréis toda la información que necesitéis.
Esperamos vuestra asistencia y la mayor difusión posible del evento. ¡GRACIAS!
www.clubatletismoaguilas.es
Os dejo el cartel de la prueba y debajo tenéis el enlace del Club Atletismo Águilas, organizador de la prueba, donde encontraréis toda la información que necesitéis.
Esperamos vuestra asistencia y la mayor difusión posible del evento. ¡GRACIAS!
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miércoles, 29 de febrero de 2012
XXVIII MARATÓN DE SEVILLA -Por Txomin
Después
de unos días de reposar las sensaciones
vividas el pasado fin de semana, es hora de recordar lo acontecido.
Llegamos
a Sevilla el sábado por la mañana y nos dirigimos directamente a por los
dorsales al Estadio Olímpico. Nos alojamos en el hotel que hay en el mismo
Estadio, más cerca imposible, y así eliminamos la zozobra y los nervios de
última hora del transporte a la zona de salida.
Después
de recoger los dorsales nos dirigimos a la comida de hidratos, hay muchísima gente,
un gran ambiente y los macarrones que nos comemos están más buenos de lo que
cabía imaginarse, me sorprendió gratamente. Aquí me doy cuenta de lo que es una
constante del fin de semana, la organización es perfecta, los voluntarios
numerosos, simpáticos y con ganas de agradar.
Por
la tarde, tras reposar la comida, visita a la feria del corredor, más pasta
para la cena y a la cama tempranito que al día siguiente toca una pechá de
correr.
Desayunamos
mientras contemplamos desde la cafetería del hotel el que será el escenario de
partida de nuestro particular infierno y una vez mediada la carrera el más
anhelado y soñado: la pista de atletismo del Estadio.
Tras
los últimos preparativos, bajamos al Estadio, el ambiente es espectacular.
Cientos de corredores se afanan con los últimos retoques, hay tensión y alegría
por igual. Dos vueltecitas de calentamiento y a situarse en la salida.
Aprovechamos estos momentos para reflexionar, venimos sin una preparación
específica, sin una carga semanal adecuada de kms. Pero hemos decidido correr
el maratón y ya no hay vuelta atrás, tocará sufrir y sufriremos. De todos modos
si vienes a disputar un maratón sufrirás en un momento u otro a lo largo de la
carrera.
Se
da la salida y allá vamos, las avenidas son anchas y cada cual coge su ritmo
rápidamente. Los primeros kms son rápidos, hay ritmo en las piernas y alegría
en el cuerpo. Hago los 3 kms iníciales con Javi pero poco a poco se aleja y yo
sigo a mi ritmo. Paso la media maratón en 1:31 a 4:21 de media y con buenas
sensaciones.
Pero
la alegría en la casa del pobre dura poco y en el km 26 siento un pinchazo en
el cuádriceps izquierdo, me mosqueo pero puedo continuar. El pinchazo se
transforma en rigidez, que se va contagiando al resto de la pierna. El ritmo
disminuye y ya en el 30 tengo la otra pierna igual, de aquí al final ya sólo
queda sufrir, se acabó el entrenamiento, voy sin piernas, así que hay que
echarle corazón, corazón y cabeza mucha cabeza.
Porque
el maratón se corre con la cabeza, porque si no has tenido la sensatez y la
cabeza tranquila para calcular el ritmo adecuado, tienes que ser lo
suficientemente cabezón y terco para no rendirte cuando todo tu cuerpo te
suplica que te pares, que te rindas, que no continúes.
Los
kms se hacen eternos y llevo las piernas como bloques, en el 35 me paro y dejo
que las asistencias me peguen una auténtica ducha de Réflex, siento un pequeño
alivio y prosigo. Desde aquí ya sólo voy fantaseando y motivándome con mi
imagen entrando en el Estadio. Pero el momento se hace de rogar y parece no
querer llegar.
Finalmente
diviso el Estadio, paso el km 41, aprieto los dientes y aumento ligeramente el
ritmo, las endorfinas se disparan y ya sólo quiero llegar. Entro gritando
eufórico por el túnel y doy la vuelta triunfal por la pista, las 3 horas 10 se
me escapan por poco y finalmente acabo en 3:11, mejoro en más de un minuto mi
mejor marca y termino muy contento por lo conseguido. He finalizado mi tercer
maratón y terminar ya es un éxito.
Devoro
las naranjas en meta con fruición y me encuentro con Javi que hace lo mismo,
finalmente estiramos brevemente mientras comentamos la jugada, gran carrera de
Javi que con 3:09 también hace MMP, rematando una temporada espectacular en
cuanto a sensaciones, marcas y resultados.
lunes, 20 de febrero de 2012
28 MARATÓN DE SEVILLA
No hay
mayor prueba atlética que la maratón. Mayor en todos los aspectos. Nada es
comparable a las sensaciones que todo el universo maratoniano transmite al
corredor. Desde que te inscribes, vives el ambiente previo, la disfrutas, la
sufres, la acabas, la reflexionas. Todo conforma una amalgama de vivencias
indescriptibles. Yo, al menos, no puedo transmitirlas en palabras. Sólo se siente. Es una experiencia
vital, como otras tantas en la vida, sí, pero se nos presenta como un regalo a
todos los que tenemos la fortuna de disfrutar corriendo. Hay que correr
maratones para sentirse corredor. Ahora lo sé, lo afirmo rotundamente y nada ni
nadie me va a quitar esa convicción.
Ayer
disputamos la 28ª Maratón de Sevilla; hoy, extraordinariamente no me encuentro
más castigado físicamente que tras una media o algún trail, siento un
dolorcillo en ambas rodillas, pero muscularmente subo y bajo escaleras con brío
y en general siento energía. Mañana será otra cosa. Para mí los martes son los
peores días tras haber competido el domingo.
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| Sábado. Las matrículas asignadas. |
Si
vuelvo a las sensaciones, todo eso se condensa en el sábado. Desde por la
mañana estuvimos Txomin y yo empapándonos del ambiente en el mismo estadio
olímpico de la Cartuja, pues teníamos reservado allí mismo el hotel. Desde que
entras por el dorsal algo te dice que es algo grande, nada que ver con ninguna
otra carrera. Se respira ambiente de gran evento, y como tal te sientes pequeño, dubitativo,
nervioso y el cuerpo envía señales muy extrañas. No obstante, aún sigo flipando
con la entereza y la parsimonia de mi compañero maratoniano, no llego a entender su pasmosa tranquilidad.
Chapeau por él. Yo estoy fatal. Tengo un careto como un cadáver, blancuzco y
con ojeras hasta la barbilla. Miro a la gente haciendo cola para recoger el
dorsal, veo sus chándals, sus zapatillas, sus caras, todos parecen estar
contentos. Al mismo tiempo,
curiosamente, me siento un privilegiado. Ahí estoy yo, podría no estar, podría
estar en cualquier otro lado, pero no, ahí estoy en los prolegómenos de una
gran batalla. El ambiente está calmado, el sol radiante, la temperatura no
puede ser más perfecta.
Pasan las horas, el ambiente se
sigue disfrutando en la comida de hidratos que prepara la organización de la
maratón –excelente en mi opinión. Magnífico entorno y espíritu colectivo, mucha
zapatilla de colores, sonrisas y ganas de liberar endorfinas y algo más. Yo, por
mi parte, no me siento bien, me noto febril, agotado, venía de una semana
pésima de ánimo y salud y aún me noto renqueante. El miedo subyace, qué duda cabe. Sin embargo, ceno bien y duermo mejor, algo
que me parecía utópico antes de una carrera.
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| ¡A luchar! |
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| Presto. |
Tras un
buen desayuno con vistas al estadio, el ritual de la vestimenta previa es
sobrecogedor. Ahí estamos los dos vistiéndonos, pringándonos de ungüentos
varios, poniéndome en mi caso mil y un esparadrapo en los pies, repasando
mentalmente todo lo que no puede faltar, es decir, lo de siempre, geles y hasta
paquetitos de sal que hurté del hotel –y que a la postre me tomaría en el km
28.
Salimos
hacia el campo de batalla. Lo que se vive en el estadio es inexplicable, el mosaico de colores y sensaciones se
confunden hasta aturdirte y ya entras en conducción automática: sigues a todo
el mundo, dices frases incoherentes, murmuras, te sitúas bien cerca del arco,
te apretujas, le hueles la nuca al tipo de delante, miras un millón de veces el
GPS para comprobar que está OK, con todos los parámetros a CERO… ¿Estarán bien
apretados los cordones? Miro al cielo y suena el disparo.
En
pocos segundos estoy en el túnel, evitando el temido embudo que podría haberme
engullido de haber salido unos metros más atrás. Cuando diviso la bocana del
túnel y veo la luz del día no puedo contenerme y grito con el puño levantado “¡Vaaaamoooos!”
en tono guerrero, a lo que acto seguido una turba de miles de personas gritan “¡vaaamooos!”. Es inútil que escriba lo que sentí. Sólo sé
que me daba igual morir allí mismo, ser pisoteado por 5000 personas, sólo por
ese segundo todo merecería la pena.
A la
guerra. Sientiendo un magnífico flow mental
y físico marcamos los miles a 4’18’’ el primero y sucesivamente van
discurriendo en torno a 4’15’’ con una facilidad increíble. Es hora de
disfrutar, cojones. Caen los kms, me uno a grupos que van a mi ritmo, Txomin se
queda apenas unos metros pero lo intuyo, lo siento detrás. Empiezo a hacer
cábalas –sin dejar de disfrutar- y tengo la certeza de que me acercaré a las
tres horas. Voy a hacer la media a 1h 30’ con la certeza de que la segunda
mitad caerán unos minutos, pero me da igual, viviré de las rentas, no puedo ser
conservador ahora. Aún hoy mantengo que si hubiera sido más conservador en la
primera parte la segunda tampoco habría mejorado mucho. Esto es maratón.
Mientras sea consciente, mientras domine mi cuerpo y mi mente voy a disfrutar,
me entregaré al muro, al mazo o a lo que venga, luchando a tumba abierta,
cuando quiera que llegue.
A
partir del km 28 ya no estoy tan feliz. Miro el puñetero Garmin e inexorablemente
el ritmo va disminuyendo. Maldición,
jodido cuerpo, jodidas piernas, ¡corred como antes! Pero no hay manera.
A partir del 30 vuelvo a retomar el 4’15’’ pero me dura sólo un km. Chico, aquí
está tu enemigo, que no sé si son las larguísimas avenidas o yo mismo. Ya me
veo mirando al suelo, ya empiezo a jadear y ya veo a gente caminando, sufriendo
calambres y algunos hasta gimiendo. Todo da igual. Trato de sortear una y otra
vez las trampas que me pone mi propia mente (esto no es para ti, eres un corredor mediocre, qué creías, iluso,
párate). Resisto, lucho, lo doy todo. Sé que voy a 4’40’’ y por momentos
hasta más lento, pero antepongo una máxima: eres
un luchador, y la carrera no se acaba en el 36, cobarde, acaba en el 42 y pico
y tú la vas a acabar, estás haciendo lo que te gusta, lo que te hace sentir
vivo, así que esto no es la muerte para ti, la muerte es estar parado, sentado,
viéndolo desde la barrera, tú estás enfangado en la lucha con toda esta gente.
Disfruta sufriendo, como alguien me dijo en este blog.
Es muy
duro. Durísimo. Los últimos kms son una agonía por la supervivencia. Km 38, un cuatro mil, 4 putos miles, es
salir de tu casa y llegar hasta la gasolinera BP, ¿cuántas veces lo has hecho?,
¿no hay huevos hoy?. Veo a un chaval de azul agonizar, parándose
progresivamente hasta agacharse llorando, le espeto: “esto ya está terminado,
vamos”, incluso le empujo y sigue arrastrándose pero mira hacia atrás y ha
vuelto a agacharse entre balbuceos ininteligibles. Km 40 y mucha gente aplaude
y anima. Aún levanto las manos en señal de agradecimiento. Entro al estadio y
puedo palpar la gloria, puedo saborearla, hago el último 400 como mejor puedo,
sonriendo, feliz y esta vez sí, levanto los brazos, me acuerdo de todo lo que
tengo que acordarme y termino en 3h09’. En
3h 11’ entra Txomin, nos abrazamos y nos
comemos unas 60 mitades de naranjas entre ambos. Lucimos nuestras medallas, nos
sentimos héroes. No he perdido mi escudo, está destrozado, pero lo tengo.
No me
importa hoy nada; lo digo en serio, sé que puedo mejorar, que voy a hacerlo,
que voy a hacer menos de 3 horas alguna vez, pero he corrido dignamente,
luchando, con una preparación precaria en cuanto a cantidad de kms, he hecho
MMP y sobre todo he sido consciente de haber corrido la maratón (las otras 2
anteriores son vagas ensoñaciones con muchísimas lagunas que apenas recuerdo).
Estamos contentos , orgullosos y
pletóricos. Así que los matemáticos que se sientan defraudados por mi marca, con
perdón, iros a hacer puñetas.
miércoles, 15 de febrero de 2012
M-A-R-A-T-Ó-N
Ahí estamos de nuevo, en la brecha. Otra vez más desafiando a la distancia
mítica; o más bien diría provocándola. De repente me siento débil, enfermizo, y
el aplomo y la confianza que me han acompañado durante estos últimos meses se
ha desvanecido por completo. Noto cualquier micro-síntoma corporal, un leve
malestar intestinal, una ínfima punzada en el gemelo derecho, una insoportable (e
inapreciable) dolor de garganta… y en general con un canguelo, una
irascibilidad y un estado de continua alerta digna de un adolescente.
El domingo estaremos en Sevilla. Estos días
son de abstinencia deportiva. Trato de
llevar la alimentación con un rigor y meticulosidad que raya lo psicótico.
Proteínas, poca grasa, mucha agua… Mañana carga progresiva de hidratos. Hoy he querido correr, ¿no he podido?. Sólo
el respeto de la maratón me ha aportado la coherencia necesaria para escuchar a
mi cuerpo y decir no. He revisado unos 15 foros en estos últimos días;
básicamente, sobre la semana previa a la maratón. He pedido consejos, he
releído lo que ya sabía, trato de convencerme de que estoy en el buen camino.
Este frío no puede traer nada bueno, creo que ya se me ha metido en el cuerpo,
seguro que culmina su ataque con una tremenda caída de defensas el sábado por
la mañana…
No sé qué ponerme el domingo. ¡Toma
ya! Camiseta de compresión a pelo, con camiseta de tirantes encima, pantalones
de competi de la suerte, mallas compresivas tipo sexy underwear… descartado . La camiseta me marca hasta el lunar
que tengo al lado del ombligo, pero es cómoda de cojones; la camiseta roja de Dolor y Gloria me ha dado suerte
últimamente. ¿Correr por primera vez con música? Mañana pienso empezar a
hacerme una recopilación de temas tralleros de rock, heavy, thrash, death
metal, punk, hardcore… ¡Pero si no he corrido nunca con un mp3! Quizá sea un
aliciente, quizá –como dice Antonio- ni
siquiera la escuche cuando empiece a agonizar vete a saber en qué km. A lo
mejor Strength Beyond Strength de Pantera me da el empujón definitivo
hacia los 42 y pico.
No
tengo la sensación de haber entrenado la maratón; ni de lejos. No he hecho
tantos kms como dicen en los planes, como cuentan los entendidos y como parece
ser imperativo. En el fondo he de reconocer que me hace ilusión correr la
maratón; me inscribí como para echar el rato, “bueno, pues preparamos otras cosillas y vivimos de las rentas…”. En
el fondo mi mente quería borrar el inenarrable sufrimiento que ya ha vivido,
esto le suena… Pero siendo francos, he
distraído a la maratón, qué leches; he estado haciendo mis mejores marcas en
media maratón, en 10kms, he hecho una barbaridad de kms por montaña, he
adquirido una forma que nunca he tenido. A lo mejor hasta me sale. No sé, pero
puedo asegurar que ninguna prueba me genera tal estado de zozobra. Es como si la vida cotidiana discurriese a
cámara lenta ante mis ojos, y como si no fuese real, tangible… la gente me
habla, parece que hoy he interaccionado, pero realmente no estoy seguro.
¿Ensoñación? Conduzco de vuelta a casa y soy un autómata (además de un
irresponsable, lo sé). En cada hueco de mi cabeza resuena la dichosa palabra:
maratón. Y aquí 2 más 2 no es igual a 4,
todos lo sabemos. Teorías simplistas me
vaticinan una locura de marca –en base a mis resultados en media-, pero sé que
no se trata de eso.
Sólo
tengo la certeza de la incerteza, pero: ahí estaré de nuevo, en la línea de
salida, decidido a buscar el 4’15’’-4’25’’ /km, desde el principio, ambicioso,
concentrado. El resultado ya será otra historia. Alea Jacta Est.






