Chicos, me largo, me voy, me mudo. Creo que por pura coherencia, dejaré de escribir en este blog. No puedo seguir publicando entradas personales en un supuesto espacio común, de un grupo que no es tal. Y dicho esto sin acritud alguna, por supuesto. Lleva mucho tiempo este espacio casi o totalmente inactivo, y las pocas entradas que lo actualizan resultan ser mías, así que creo que ha llegado el momento -por fin- de atreverme a tener una nueva criatura virtual. Algunos me habíais animado a ello con anterioridad, y una vez dado el paso, confirmo mis temores: me da pereza, sé que no llevaré periodicidad alguna, pero al menos seguiré escribiendo en un lugar que sienta como mío. Como ilusión por correr jamás me ha faltado hasta ahora, creo que las endorfinas y los machaques continuos que siempre me estoy metiendo acabarán siendo mis musas para poder plasmar mis sensaciones en mi nuevo blog. Sin más, me despido de este lugar, que espero que alguien mantenga o cierre, según proceda. Yo no lo haré.
Si alguien quiere seguir mis devaneos atléticos y profanos, éste es el lugar.
Que quede
claro que la inactividad –o escasa actividad- del blog no implica en ningún
caso que estemos parados, ociosos, contemplativos. La astenia primaveral no nos
ha afectado de ningún modo. Seguimos dando guerra, entrenando duro y sufriendo,
pero como siempre, ilusionados.
En mi caso, mi
lesión de rodilla sigue desafiándome, pero necesito algo más fuerte que eso
para pararme. Eso sí, me ha limitado mis salidas de trail running, cosa que
añoro más que nada en esta época. Me limita mucho las bajadas y las subidas,
pero hasta que la resonancia que acabo de hacerme no dicte sentencia negativa,
seguiré entrenando, porque siempre antepongo mi salud mental a la física. Y si
no entreno, no me siento bien mentalmente.
Sin apenas
darnos cuenta, ya estamos preparando la subida al Veleta, que tendrá lugar el
próximo 5 de agosto. Este año sí que la haré; ya el año anterior me encontré
bien preparado y con fuerzas suficientes para afrontarla, pero por diversas
circunstancias no pude estar ahí. Pero como decía, este año es el nuestro; me
he propuesto que esta edición voy a hacerla en condiciones, entrenando bien y
sin dejar nada al azar. Por supuesto que hablamos de 50 kms de subida continua,
con un pequeño infierno entre los kms 23 y 28 que no hay que ignorar. Hablo del
centro de visitantes El Dornajo, donde comienza un dantesco serpenteo por la
carretera antigua de la Sierra y que bien puede dejar colgados a aquéllos que
se atrevan a desafiarlo sin una buena preparación. Por ello nos hemos propuesto recorrerlo
varias veces, reconocer hasta la última grieta de la última curva, una y otra
vez. Ya llevamos dos sesiones, suficientes para acostumbrar nuestro organismo
al cambio de altitud (hoy hemos ascendido a 2550 metros, en la Hoya de la
Mora).
No nos
engañemos. Esto requiere voluntad –que nos sobra-, ilusión –a rebosar- y además
logística, que es lo más engorroso. Cada sesión de preparación nos lleva o bien
una mañana o una tarde entera. Hay que llevar dos vehículos, uno en el punto de
salida y otro en la llegada. A mí en particular es un entrenamiento con una
repercusión casi inmediata en mi estado de forma. Cuando entreno la calidad en
la ciudad, parece que vuelo, mis pulmones parecen ensancharse y las piernas
quieren ir más lejos con cada zancada. Me siento rápido y con confianza,
imprescindible para el reto que tenemos por delante.
La idea es
seccionar el recorrido en 4 partes aproximadamente: la primera parte, como sale inicialmente de la ciudad, no vamos
a entrenarla, obviamente; la segunda, partiendo de Cenes de la Vega en
adelante, para ir reconociendo los primeros falsos llanos; la tercera parte incluye necesariamente el
paso por el Dornajo, bien rematándolo acabando allí, bien partiendo un poco
antes, recorrerlo íntegramente y acabar en la Hoya de la Mora; la cuarta
incluye la subida al Pico Veleta, que haremos exclusivamente desde la Hoya de
la Mora en alguna ocasión, pero como plato fuerte incluiremos una subida desde
el mismo centro de visitantes. Unos 25 kms de subida, que psicológicamente nos
prepararán para ir visualizando el pico y tener la certeza de que lo
derrotaremos. Sufriremos como bellacos, pero por eso nos gusta lo que hacemos.
Hemos empezado con bastante antelación y confiamos en que al menos la parte que
podemos controlar la tendremos bien asimilada, la del entrenamiento. La otra,
la que siempre amenaza y subyace detrás de toda gran prueba, la suerte, el
azar, esperemos que estén de nuestro lado.
Como
siempre que visualizo cualquier reto, automáticamente me acompaña una banda
sonora que se instala en mi cabeza ( y en el coche, y en casa, of course), y
que es la música oficial de esta subida al Veleta. En este caso, ha querido la
casualidad que sea la banda americana Alter Bridge, con Mark Tremonti a la
guitarra (ex Creed) la que suena antes de cerrar la puerta de mi coche y
empezar a correr. Con este "Metalingus" subiremos al Veleta.
Desde "Las Verdes" te invitamos a que nos envíes tu entrada, crónica de una prueba atlética o lo que se te ocurra a: lasverdes.granada@gmail.com y estaremos encantados de publicarla aquí.