jueves, 28 de mayo de 2009

¿CARRERA DE ORGIVA O LAS DOS COLINAS? (por Víctor)





Amigos, compañeros, aficionados al atletismo de Granada, este fin de semana tenemos un dilema: dos carreras que nos gustan coinciden el domingo. La carrera de Órgiva-Lanjarón es considerada por muchos de nosotros como la joya del circuito de la Diputación, sobre todo después de que la media maratón de Granada saliese del mismo. Una carrera de 18.5 km en nuestra hermosa Alpujarra; prueba dura donde se pone a prueba la capacidad de sufrimiento en subida y la habilidad de los corredores en las bajadas con unos paisajes que dejan huella en la retina del corredor.





Pero, ¿Qué me dicen de la Carrera de las dos colinas? Organizada por las Fuerzas Armadas esta prueba celebra su 4ª Edición en 2009. El recorrido atraviesa los sitios míticos de la Granada musulmana, con un primer paso por la Alhambra, bajada vertiginosa por la temida cuesta de los chinos y subida al Albaycín y Sacromonte, donde los corredores disfrutan de las mejores vistas posibles de la Fortaleza árabe. 12.5 km sin ningún desperdicio.





Yo, por distintas razones, me quedo en la de las dos Colinas. ¿y vosotros?

martes, 19 de mayo de 2009

101 Ronda. XIIIª Edición (Por Victor)


La “Cientouno” se ha convertido en una carrera muy conocida y apreciada entre los aficionados a la bicicleta de montaña pero tanto ellos como los atletas sabemos que el verdadero protagonismo lo tienen los marchadores, personas sin límites que se atreven a enfrentarse nada más y nada menos que a dos maratones y medio y en un trazado de montaña. Para mi estreno en esta prueba decidí no obstante que sería más razonable hacerla en la modalidad duatlon, consistente en 77 km en bicicleta, 17 corriendo y los últimos de nuevo en bicicleta. No es que no sea duro, que lo es, es que al lado de un corredor no te atreves a presumir de nada, sólo puedes decir que tú también la hiciste…

La carrera cuenta con una organización ejemplar, una logística perfecta y una ciudad volcada, con pancartas de bienvenida a los participantes y unas calles cuidadosamente engalanadas para dar abrigo y ánimo a todos los valientes que acuden a la cita. Así, cuando llegamos el viernes a Ronda mi amigo David y yo no tardamos en sentirnos como los héroes que llegan a algún sitio para realizar su proeza al día siguiente. La primera parada obligada fue la recogida del dorsal y dejar nuestras bicicletas en el campo de fútbol custodiadas por legionarios. A continuación nos dirigimos al punto donde dejamos la bolsa con las zapatillas de correr para que estuviera dispuesta en el momento de la transición bici-correr. Según me contó Cristian los corredores dejaban dos bolsas allí con calcetines secos, bastones, etc.

No tardamos en reunirnos con los amigos del club Triatlón Armilla que ya estaban dando buena cuenta de unas verdes. Allí estaban Antonio el Chico y nuestro Iron Man-uel, como perfectos maestros de ceremonia. También compartimos esas cervezas con otros componentes del club, a los cuales no conocía aún: Rubén, Julia, David “Tiburón” Tapia y su novia, y los valientes que la iban a hacer a pie por segundo año consecutivo y sólo dos semanas después de hacer Mapoma: Jesús y Mariola. El ambiente era de fiesta, no sé si había nervios pero yo creo que más bien sentíamos euforia. Finalmente fuimos a la cena de la pasta para una última carga de carbohidratos y nos dirigimos con nuestro saco al polideportivo a ¿dormir?.

Nos levantamos con el corneta a toque de diana (que recuerdos…) y empieza la aventura. Si para un corredor prepararse para una prueba tiene su ritual imagínense para un ciclista o un duatleta: allí estábamos revisando todo el equipo, presión de las ruedas, frenos, amortiguación, cámaras de repuesto, bote de agua, casco, protector solar, gafas, guantes…basta ya!. Por un pequeño despiste entramos en la salida muy tarde y nos vemos obligados a quedarnos en la puerta. La participación es masiva, toda la pista de atletismo está llena de bicicletas y los que no cabemos esperamos encima de la grada. En el campo de fútbol se concentran los corredores. El ambiente es festivo: música, un “speaker” muy animado y para salir cuenta atrás y… un cañonazo.










Tardamos unos 25-30 minutos para poder subir a la bicicleta (los corredores saldrán detrás), hacemos 4 km de travesía por toda la ciudad y al salir de Ronda… de nuevo nos paramos, es una salida neutralizada, los 101 contarán a partir de ahora. Aprovechamos para juntarnos alguna gente del club, intercambiar risas y hacernos unas fotos.




La salida se hace por una carretera amplia pero es complicado adelantar en un pelotón tan numeroso. Hacemos una bajada por el Tajo de Ronda, con unas vistas impresionantes de la localidad, y no tardamos en tomar una pista forestal que se adentra en esos parajes andaluces tan evocadores. Empezamos a coger ritmo y vamos adelantando ciclistas continuamente, no tardamos en encontrarnos con los primeros corredores que habían hecho un recorrido alternativo mientras se daba esa salida neutralizada para el pelotón ciclista. No puedo evitar sentir admiración y respeto por todos los que van corriendo, así que les doy palabras de aliento y les ofrezco agua, lo que puedo… El primer avituallamiento lo hacemos en el km 15 y quizá por inercia, por curiosidad, no sé, el caso es que sin necesidad aún de tomar nada nos paramos, dejamos las bicicletas y bebemos, comemos fruta, en fin, sin demasiado afán competitivo.

Volvemos al camino y de nuevo vamos adelantando corredores que ya habíamos pasado. Tengo la fortuna de ir en un sitio de la carrera en el que voy acompañando a las primeras unidades de corredores a pie, me convierto en un espectador de lujo de la genuina cientouno. Me llama la atención un corredor en particular, marcha en la quinta o sexta plaza y lleva una coleta llamativa, la oreja llena de pendientes, una camiseta de algodón de los Simpson y un pantalón de fútbol: sería el corredor que ganaría la carrera a pie. Por delante de él, en las primeras posiciones marcha un rostro curtido con un bigote tosco que impone, sin duda un militar, acompañado de un atleta joven que le marca un ritmo duro.





Hace mucho calor y nos encontramos sobre el km 30 en un nuevo avituallamiento parados. Nos vuelven a dar alcance los primeros corredores y yo me acuerdo de las sensaciones que me aparecen en un maratón sobre ese km y le cuento a David la grandeza de lo que están haciendo. Empieza todo el mundo a aclamarlos y a dejarles avituallarse sin guardar cola, son los protagonistas. Un mando militar nos grita “señores, este es un sitio perfecto para abandonar, en 20 minutos estarán tomando cerveza fresquita en Ronda, suban al camión”… así que retomamos las bicicletas y en marcha. Hasta ahora el recorrido ha sido de subidas y bajadas relativamente suaves y mirando el perfil sabemos que lo serio empieza ahora. Nos cruzamos con gente que va por el km 15 de carrera, son los que han salido andando o trotando muy despacio, centenares de personas ante los que no puedo evitar sentir una gran admiración.

Hacemos la primera bajada peligrosa en dirección a Arriate. Los militares señalizan perfectamente las curvas y los tramos peligrosos pero aún así la afluencia masiva y la ansiedad de algunos corredores provocan caídas continuas, las ambulancias militares van y vienen continuamente con personas accidentadas. Llegados a Arriate (km 35) nos enfrentamos a la primera subida seria, son 5 kms de ascensión en un camino angosto con unas rampas fortísimas. Desde el primer momento de esta ascensión los lados del camino están colapsados de gente que ha puesto el pie a tierra y ha decidido subir andando. Ajusto el cambio y me propongo no poner el pie en tierra, es muy difícil, no por lo duro de la subida si no porque la gente que va caminando se interpone y debo ir avisándoles y muchas veces tengo que meterme en surcos llenos de piedras sueltas que hacen complicado dominar la bicicleta. Consigo mantenerme milagrosamente sobre la bici y el camino se aclara un poco, estoy adelantando decenas, centenares de corredores en esta subida, tengo unas sensaciones de euforia tremendas, por primera vez desde que hemos salido paso de sentirme espectador de la carrera a sentirme corredor y me gusta la bicicleta. Coronamos en el km 40 en un nuevo avituallamiento. Me quedo esperando a David que ha tenido que bajarse por culpa de alguien que le interrumpió el paso y me encuentro con otro amigo de Albolote (Sergio) que la está haciendo en bicicleta y se encuentra algo contrariado por haber tenido que bajarse por culpa de alguien también.

Bajamos ahora en dirección a Setenil. La subida anterior me ha dado confianza y ganas de competir por lo que bajo rápido y me despego nuevamente de David. Salimos a una carretera y comienzo a cazar grupos tirando de oficio de lo que he aprendido estos dos meses con la bicicleta de carretera: desarrollo bueno, piernas, posición aerodinámica y a rodar. Noto que la gente empieza a flaquear y sigo adelantando grupos hasta llegar a Setenil (km53), donde se encuentra el primer avituallamiento sólido. Llega David, son cerca de las 4 de la tarde y hay una cola inmensa para recoger los alimentos. De nuevo cometemos el error de parar. Hacer la cola, comer, rellenar los botes de agua, etc, hemos parado 45 minutos. Cuando estamos preparándonos para salir llega el primer corredor y es el amigo de la coleta!. Todo el mundo aplaude y yo aprovecho entonces para hacerle fotos. Le veo algo desencajado, el calor es tremendo y hace gestos de tener calambres en las piernas… pero se come un plátano y una naranja y sigue adelante!.

Ahora nos enfrentamos a un tramo de subida nuevamente. La larga parada y el haber comido demasiado hace que las sensaciones no sean de ir muy fino pero poco a poco el cuerpo se va entonando. Después de unos 2 km comenzamos la segunda subida seria, ahora es algo más corta (unos 3 km) pero casi igual de dura que la anterior. Pongo un cambio asequible y se repite el escenario anterior, adelantando a gente que camina con la bici o a otros que suben muy despacio a “molinillo”. Cojo una buena rueda, un chico fuerte que sube a un ritmo parecido al mío, me coloco tras él y vamos alternativamente avisando a la gente para que nos dejen pasar. Coronamos juntos y tras darle la mano espero a David que nuevamente se vio entorpecido al subir y obligado a hacer un tramo a pie. Llegamos al avituallamiento (km66), a mi me duele mucho el asiento, el mono del club es demasiado fino pero le doy aliento a David, nos quedan 11 km para hacer la transición.






Seguimos hasta el Tercio en un descenso vertiginoso en el que tengo una caída tonta pero algo aparatosa para el dedo anular pero no parece roto, así que tras una breve inspección de daños retomo la bicicleta y sigo ruta, aunque con más calma después del susto. Entramos en el cuartel de la Legión y me dirijo directamente a recoger de mi bolsa las zapatillas de correr. Es ponérmelas y sentirme yo mismo, ahora sé que puedo competir. Salgo y oigo ovaciones, el corredor de la coleta está llegando al cuartel y todo el mundo se vuelca con él. Busco a David y entramos al comedor a tomar algo. Recuerdo la carne empanada que me había comentado Mario y veo también perritos calientes pero pienso que no es buena idea deleitarse con esto antes de correr así que tomo un yogur y un plátano y me guardo una barrita en el maillot.

Salimos a correr, sobre el papel serán 17 km (el Garmin de David registró cerca de 20). Por delante la temida subida a la Ermita pero los 2 primeros km son de ligero descenso así que empezamos a trotar. Las piernas están cargadas de la bicicleta pero poco a poco voy sintiendo el ritmo, el pulso va controlado, la respiración acompaña y no tengo ninguna molestia. Me cruzo con gente conocida que vienen de vuelta y están en su tramo final. Veo a Antonio Roca, responsable de que yo me apuntase a esta locura y nos saludamos con júbilo. Comenzamos la subida, serán 3 km duros, así que decidimos hacerlos caminando. Las ganas de correr son grandes, tanto que cada vez que la pendiente se suaviza animo a David para que empecemos a correr. Adelantamos a muchos ciclistas y también a muchos duatletas que van caminando. David hace una parada para orinar pero yo no puedo parar, me siento eufórico de nuevo, estoy en uno de esos momentos místicos de los corredores: Al atardecer, km 83, coronando la Ermita sin dejar de correr, con un ritmo perfecto, la respiración acompasada, recogiendo el fruto de todos esos entrenamientos madrugadores, en altitud, las series, no quiero estar en otro sitio en ese momento… Entro en un estado de euforia grande y empiezo a gritar, les repito a los ciclistas la frase de Cristian del jueves anterior: “el dolor es pasajero, el orgullo para siempre”… y sin darme cuenta me alejo de David pero no puedo dejar de correr. Y así hasta el km 91, donde paro en un avituallamiento para reunirme con David. Pasamos por una pequeña población donde la gente nos aclama confundiéndonos con los marchadores y los ciclistas también animan continuamente. Llevo en el mono el nombre del club así que continuamente recibo ánimos granaínos. En uno de ellos me quedo estupefacto cuando un ciclista me pregunta: ¿Eres de las verdes? Soy Alex… (Alehandro?), …se esfumó.

Llegamos de nuevo al cuartel, la parte final se ha hecho muy larga y empieza a anochecer (han sido casi 3 km más de lo previsto y a estas alturas cada km se hace eterno). Una Coca-cola y recogemos bici y casco. Lejos de ser un trámite los últimos km de la carrera son de los más duros. Nos encontramos en la parte de abajo del Tajo y hay que ascender irremediablemente para llegar a meta. Para colmo la bicicleta de David hace un ruido metálico escandaloso que además de frenarle provoca las bromas de todos los que están animando en ese tramo final. La última cuesta la llaman la del “cachondeo”. Yo la intento subir en bici pero David, desesperado por ese ruido infernal decide subir a pie, así que como las fuerzas también estaban justitas y teníamos que entrar juntos en meta me apeo y subimos andando los dos. En la cuesta me adelantan uno o dos corredores que están terminando ya. Hablo con ellos y les expreso mi admiración, van tocados, tocadísimos pero son unos héroes. Llegamos a Ronda, se oye el rugir de la gente y la megafonía así que nos montamos de nuevo en sendas bicicletas y preparamos nuestra llegada. La calle está vallada y la gente se agolpa para ver llegar a los valientes. Llegamos con un tiempo muy discreto pero nos aplauden como si hubiésemos ganado (Gracias Ronda). Terminamos, nos damos un abrazo y sonreímos. El comentario fue obvio: “ESTO ES DURO, EH!, NO ME QUIERO IMAGINAR LO QUE TIENE QUE SER CORRIENDO”. Hay que repetir.



domingo, 10 de mayo de 2009

COMO DECIRTE, COMO CONTARTE (por Antonio)



La verdad es que fui con pocas ganas, Javi me convenció para acudir a la carrera de Santa Fe. Aún no me encontraba para competir, pero las series realizadas el martes me decían que estaba bien. Me salieron en buenos tiempos y eso da moral. Total, me apunté y allí fuimos.

El caso es que una vez en faena te alegras de acudir, te encuentras con amigos, charlas, te ríes y todo lo demás, pero a pesar de eso me encontraba raro, la verdad un poco apático. Calentando me decía a mí mismo: ¿qué coño te pasa? Este es tu sitio, tienes que hacerlo bien. No era presión, buscaba la motivación perdida.


En la salida, algo más animado, por primera vez nos habíamos situado delante, como nunca. Suena el disparo y salimos: rápidos, muy rápidos. Los dos primeros Km. en 7` 30”, para los que nos conocéis, todavía teníamos, Javi y yo, a Daniel a unos metros, pero más que una visión era un espejismo, tardó poco en meternos distancia.

Ahora me chequeaba e intentaba predecir la carrera. No iba bien, ni para atrás, no son excusas, es una realidad apabullante, desde el maratón voy para atrás como los cangrejos. Entreno bien, disfruto, tengo espíritu competitivo pero me pongo el dorsal y no sé si es que salgo muy fuerte, o no estoy motivado, pero el caso es que no carburo como antes. No obstante, disfruto, me gusta correr y las carreras, aunque no esté fino. ¡Ya vendrán tiempos mejores!.

Ahora estábamos, Javi y yo mano a mano, el uno por el otro. A las primeras de cambio, en el segundo Km empezó a meterme unos metros, no muchos, pero en carrera parece un mundo. Paradójicamente eso me motivó, lo veía ahí y esa era mi referencia. Me acordaba del fútbol, yo del Madrid, él del Barsa. Parecía una traspolación: él, fuerte, elegante en las zancadas e intratable, y yo, pequeño, con poca técnica, y patizambillo. Pero, a diferencia de los merengues, no iba a bajar los brazos: Así que con un poco de pundonor y gracias a que él tampoco estaba fino, le dí alcance. ¡Ya estoy aquí, te crees que yo soy como el Madrid!.



Unos metros, pocos, pero un poco de ventaja tenía. La felicidad es efímera en casa del pobre, y yo, por no tener, no tenía ni ganas de correr. Me dolía todo y nada, un no se qué que me recorría el cuerpo y me decía: para, para. No os creáis que íbamos volando, los Km. se iban por encima de 4 minutos, bastantillo. De tal forma, que al poco, ya tenía a Javi allí.



Fue un verdadero alivio. Al igual que yo, él tampoco tenía mucho, así que unos Km. él y otros yo, nos fuimos apoyando el uno en el otro, y nos dábamos un poco de aliento. Se agradece tener un buen amigo apoyándote en esos Km. Cuando ya no puedes y sólo quieres pararte, ver que alguien está como tú, a tu lado, y sufriendo contigo, es un auténtico salvavidas. 
En estas llegamos a la meta, o ella vino a recatarnos, no sé. 41 minutos, a pesar de todo contentos, mucho calor, viento y un cuerpo y una mente que no acompañaban. Ahora eso sí, sufrimiento, el de siempre, como perros. Creo que ha sido la tónica general, todos los corredores con los que he hablado no estaban muy contentos con su tiempo. Mal de muchos, cons………


Una vez en la meta, comenzamos a ver a los amigos. Los dos Danieles como siempre, en su tónica, José ni que decir, hecho un hacha. Después vimos a Juanba, José Antonio, Mario, Gregorio, Paco (compai), Víctor y sus amigos y José Manuel. En definitiva, una gran familia que hacen que las carreras, independientemente de cómo salgan o lo que suframos, sean una verdadera fiesta. Además esta vez teníamos un reportero de lujo, Roberto, al que desde aquí le deseo una pronta recuperación, que ha inmortalizado nuestras andanzas.





















Después vino el tercer tiempo. Un calentamiento previo con José Antonio y Emilio y después, Javi y yo, con nuestras sufridoras, degustando buen pescaito en Churriana. Para terminar una de fútbol. Algunos de nuestros verdes estarán un poquito contrariados, les ha faltado el alirón. No os preocupéis, ¡eso está hecho! y al igual que con las carreras os esperan jornadas gloriosas, y espero que a mí también.


¡A POR LA RAGUA!

jueves, 7 de mayo de 2009

MEDIDAS CONTRA LA CRISIS por Abel


Sin lugar a dudas, en estas semanas estamos atravesando la crisis más importante que, en nuestra reciente existencia, hemos conocido.
Nadie logra escapar a ella. Por más que tratamos de estrujarnos la sesera, no logramos que salga idea alguna para contribuir a la salvación del sistema.
A veces damos pequeños pasos, que nos adentran un poco en la senda de la salvación, pero de nuevo caemos, y con más fuerza incluso, en la desgracia, haciendo que la desolación cunda en nuestras filas.
No tiene el tirón que tenía, cuando nos dábamos tortazos por unirnos a la marabunta y "surfear" en la cresta de la ola, teniendo que ordenar la vorágine que nos consumía.
Nadie quiere entonar el "mea culpa", pero en el fondo todos sabemos que cada uno en su medida, somos los responsables de la situación, y es por ello, que debemos unir esfuerzos en recuperar lo que, con tanto esfuerzo y dedicación, nos ha costado crear.
No podemos esperar que vengan de fuera las soluciones mágicas. No podemos sentarnos a ver como se marchita este fruto del sacrificio de todos nosotros. Y por supuesto, estamos convencidos de que vamos a salir del pozo donde nos hemos metido por méritos propios.

A estas alturas de la entrada, por supuesto, sabéis que estamos hablando de la crisis que está asolando el BLOG de Las Verdes, ¿o acaso pensábais en algo que no fuese esto?

Tenemos que reactivar el blog, cada uno en la medida de sus posibilidades. Tratando de sacar un hueco en las apretadas agendas y escribir unas lineas, preferiblemente como entrada, pero si no es posible, al menos en comentarios.
Necesitamos entusiasmo y recuperar el dinamismo que parece haber fenecido....
¡¡ quién lo iba a decir hace unos meses!!

Espero que logremos reactivar el Blog, y, al menos en mi modesta aportación, trataré de echar una mano en dicho proyecto.

Un saludo y espero que hasta pronto!!