viernes, 26 de diciembre de 2008

"El cuerpo tiene sus limitaciones, la mente es indestructible" : Crónica de la Media maratón de Sevilla - Los Palacios por Alejandro Corpas



Este título tan motivador, no es más que un resumen de mi Media Maratón de Sevilla Los Palacios 2008, que para mí dio comienzo con una divertida y prometedora Carrera Nocturna de Granada, en las que coincidí con la representación de Las Verdes y con Gregorio; todo presagia un fin de semana con final feliz.
Ya en el tren destino a Sevilla, con el sueño acumulado pues eran las 8:15 horas, mi mente se revolucionaba pensando en mejorar la marca de Graná: 1:47:46, el perfil de la página web presentaba algún repecho pero nada que sorprendiera cuando has subido al cementerio y al Llano de la Perdiz. Los 3.000 participantes, también motivaba y que fuera la primera Media con viaje incluido me hacia ser más positivo.
Al llegar, me recoge mi "hermanico Sevillano", Antonio y tras dar las vueltas de rigor en coche para enseñarte algo de Sevilla, nos dirigimos a Los Palacios. El ambientazo ya el sábado a las 14 horas, es impresionante, las gradas, la meta, las banderolas... ¡¡ que ganas !!. Incluso mi hermanico que siempre está huyendo de los eventos deportivos, alucinó, sobre todo con los participantes que por su aspecto físico diríamos que no se han calzado unas zapatillas en su vida. No todos pueden ser figurines como yo, aunque me encantaría correr como algún poco esbelto atleta que se ve por las competiciones.

Entre comida, no siesta, tarde de paseo por Sevilla, cena a base de patata con los amigos gaditanos que vinieron a verme, pasa el sábado, aunque son las 2 de la madrugada. Caigo rendido y ni los nervios pueden conmigo, sobretodo porque como he dicho alguna vez mi objetivo es acabar y disfrutar y más de esta Media Maratón que se supone uno de las mejores de España, pero el deseo de mejorar también está presente.

El domingo a las 9 de la mañana ya estaba con mi "traje de luces" presto y dispuesto a afrontar la Media Maratón Sevilla-Los Palacios. Entre desayuno y desplazamiento, llego a la zona de salida y mientras estiro y caliento, no mucho que si no cuando den la salida ya estoy "fundido", mi "hermanico" se deleita con las féminas que por allí están también preparando sus músculos para competir. ¡¡¡Que alacrán!!!.

Pin, pan, pun... los primeros ya nos llevan 300 metros de ventaja y aún los últimos no hemos empezado ni a correr.

Debido al caos y aglomeración de los primeros kms, mi objetivo es no tropezar y buscar mi hueco entre la marabunta de colores que forman los corredores, especial atención con alguna delicada situación que se crea al pasar por las rotondas. En los primeros 5 km que atraviesan el Polígono La Isla, cometo un fallo de primerizo: pararme a coger agua. Después una china en el zapato, me rompe mi ritmo.

El km 6, ya se adentra en la carretera dirección a Los Palacios y así rodeada de olivos y naturaleza afrontamos una primera cuesta sin ninguna dificultad. Voy bien, marcando un ritmo de 5:30 m/km, para mí un buen ritmo.

Por el km 10 empiezo a tener hambre, el desayuno, ha sido escaso para afrontar esta carrera, no hubo plátanos ni cereales, sólo sándwich, cola cao, café, barrita y aspirina. Empiezo a hacer un esfuerzo en olvidar los rugidos de mi estómago que me está pidiendo papeo.

En ningún avituallamiento hay naranjas, ni plátanos, ni aquarius o similar.
Algo habrá que hacer además de apretar los dientes. Así, como medida de entretenimiento y motivación me empiezo a marcar, cual león en África tras una débil gacela, a corredores que van unos metros delante mía. "Aprieto", los alcanzó, mantengo el ritmo y me fijo en otra "presa"... ¡¡ a por ella !!. A esta técnica la bautizo como: "A cuchillo trotador" o "Cuchillo de untar"... la sangre ya no me llega al cerebro, jajaja. Cada minuto que pasa me siento más débil, las piernas me pesan más y las rodillas están dando alguna señal de vida... ¡¡¡ Nada aquí no hay tú tía, a seguir dándole al trote!!!. La organización no ofrece más que agua. Estoy por pedirle a alguien algún bocadito de algo, pero me da "fatiga". Nada a tirar "pálante" y a centrarse más aún.

A partir del km 18 aproximadamente (iba tan concentrado que no se que hice del km 12 al 17 incluso ni me acuerdo de otra cuesta que había) empieza a verse un ambientazo, ya que la gente del pueblo de Los Palacios, sale a la calle a animar a los corredores, alguno nos dice: "Estamos ya cansados de aplaudir, es que sois los últimos", será.... ¡¡ cabr.."", que arte y qué razón tiene los espectadores, jajaja.

La entrada y los últimos 2 kms por el pueblo, impresionante con la gente aplaudiendo, los niños dejando la mano para chocarla, realmente emocionante. Por fin la llegada en 1:51:39. Mi ficha:

Datos personales
ParticipanteCORPAS SIERRA ALEJANDRO
Dorsal722
Categoría SÉNIOR
SexoM
Club
Localidad GRANADA
Clasificaciones
Edición (año)2008
Clasificación general2094
Clasificación por sexo2029
Clasificación por categoría583
Tiempos
Tiempo empleado01:51:39. (El ganador hizo 1:01:28).
Media por kilómetro05:17



Decepcionado porque no he podido mejorar mi tiempo, sensación de ir muy vacio y por tanto sufriendo mucho. Contento porque ha sido una experiencia maravillosa con amigos que no veía hace años y otro objetivo más conseguido.

Conclusiones: Si quiero mejorar debo entrenar más, sobretodo series y hacer alguna tirada larga más. Alimentarme e hidratarme mejor en los días anteriores.

Esta Media Maratón me deja un sabor agridulce, porque después de leer que es una de las mejores de España, creo sinceramente que no es así. Los voluntarios: trabajadores, voluntariosos y siempre animando. El pueblo de Los Palacios, simplemente maravilloso y emocionante.
Retirada de dorsales, el Sábado que fui yo, muy rápido. Retirada de la bolsa del corredor y de los obsequios, teniendo en cuenta que éramos 3.000 personas, algo atropellada, pero bien (Granada fue rapidísimo): Contenido de la bolsa muy completa y buena (similar a Motril y muy fácil de mejorar Graná). Avituallamiento sobrado de agua, escaso de aquarius y/o fruta (en este aspecto Motril y Graná, me gustó mucho). Recorrido, muy bonito y tranquilo (poco público salvo algo al principio y los citados últimos 3 o 4 kms), rodeado de naturaleza, (Motril en este caso muy mejorable, demasiado callejeo y Granada un 9) y algo exigente en general.


Recomendable: 7/10. Aunque hay que tener en cuenta que sólo he hecho 3 y mis criterios quizás no son sólidos.


El año que viene cambiaré esta Media por la Subida al Conjuro, que no hay que irse tan lejos para pasar buenos momentos y con buena gente.

Saludos de Aleandro!!!.

sábado, 20 de diciembre de 2008

OPERÓ EL MILAGRO: SE TOMÓ EL CASTILLO DE MOCLÍN


































































Se trataba de llegar. Hasta ahora, los lugareños conocíamos Moclín por una peculiar romería en octubre donde gentes de muy distintas procedencias, mullidos, angustiados, desquiciados, esquizofrénicos, ex-agentes de bolsa, ex-vendedores de coches y toda la fauna habida y por haber, se acercaba a ver si el Santo Manuel, que dicen acompañaba al Cristo del Paño, sin que nadie lo hubiera visto jamás, concediera un milagro. Es posible que ese santo no existiera, o bien, que existiendo, jamás nadie le hubiera visto el careto. El caso que todo ser viviente o candidato a moribundo, por allí se pasa anualmente para que obre ese milagro.











Muchos de los Verdes que hoy agerridamente subíamos desde el campo de fútbol de Pinos Puente no sabían esa historia. A lo sumo la conocíamos - no por experiencia propia- Paco, Mario y servidor. De ahí, que fuéramos ligeros de equipaje, sin pensar en santo alguno ni romerías católicas.











Pero los siete que hoy nos disponíamos a subir, con inestimable labor logística del Compae, tan sólo queríamos enfrentarnos a esos repechos, que lo son casi desde el Cortijo de las dos hermanas, para que la cosa se pusiera casi imposible en la rampa de acceso a Tiena, lugar donde se quedaron por motivos relacionados con lo físico, Antonio y Gregorio. Pero a nadie le pareció la temida cuesta de Tiena una cuesta como Dios manda. Nada de eso: todos coincidimos que nos había parecido una tachuela. ¡Qué barbaridad!. Le decía a Javi en ruta que una de las apuestas favoritas en nuestros años mozos en Pinos, era inflar a cubatas a quien osara subir a Tiena. Muy pocos lo conseguían; de ahí que la apuesta fuera así de ligera y espléndida. Hoy ya no sólo consistiría en hincharnos de cubatas, sino de todos los manjares habidos y por haber. Además, no se trataba de llegar a Tiena -una minucia, vamos-, sino subir a Moclín. Sí, amigos, a ese lugar de peregrinación obligada. Pero aún la cosa no se queda ahí: había que subir al Castillo. Claro, se trataba de tomarlo.











¿ Y qué ha ocurrido ? Un milagro, dirían los seguidores del Cristo del Paño. Un milagro porque todo el grupo, como no ha pasado casi nunca, se ha encontrado fuerte y motivado; y un milagro porque cuando menos no los esperábamos apareció el "aguaor", ingrediente este último que faltaba para que el entrenamiento fuera épico. Sin embargo, no íbamos a dejar de sorprendernos, porque, en tiempos de crisis, el aguaor, también se ha erigido en fotógrafo. Gran fotógrafo diría yo, como podréis observar - y espero podamos observar en la cena de esta noche-.











Entre los Verdes había distintas formas físicas, algo que siempre ocurre y que nos agrada sobremanera a todos. A la altura del Cortijo de Enmedio, dos de ellos, los más nerviosos, los zipizape -Antonio y Víctor- del grupo, acaramelados como siempre, sin dejar de hablar, impusieron un fuerte tren. Uno sabíamos que pararía en Tiena, pero ¿ y el otro ?. Osado, Onio, fue tras ellos, y Javi y yo esperábamos que desistiera de su aptitud. Efectivamente, desistió en la temible rampa de acceso a Tiena. Reflexionó. Por detrás, un Javi calmado y conservador, quien esto escribe, Mario y Gregorio. A nadie le importaba ya Tiena, porque minutos antes habíamos observado como los coches rugían por subir esas rampas hasta Moclín. Así que comenzó la épica subida, sin interrupción.











Quien no conozca la zona, pensará que exageramos. Pero no, la subida es de alta montaña. Cuando uno observa los quitamiedos y las vistas comprende que esta haciendo una gesta. De manera, que el onanismo ya comenzó a imponerse en la subida. Aquí cada corredor era uno mismo en su misma mismidad, y nada podía ya apartarle de esa vocación solitaria. Se trataba de aliarse tan sólo con las piernas, el corazón y los pulmones. Lo demás no importaba.











A medida, que las rampas evolucionan el paisaje se va haciendo más salvaje, consciente de que se va alejando la civilización y la mano torticera del hombre. Por eso no nos extrañaba que los bordes de la estrecha carretera de montaña fueran líneas blancas perennes. Lugares de culto para el invierno. Pero aún no se veía Moclín.











Los cuatro kilómetros primeros, desde Tiena a Moclín son tremendos. Las piernas desean avanzar pero el corazón necesita su espacio y los pulmones no dan abasto a abarcar tanta necesidad de respiración. Además a estas alturas, valga la redundancia, se alían más síntomas orgánicos. El estómago comienza a revolverse y las nauseas asoman por todas partes. Desear vomitar no es más que una molesta compañía que te sigue hasta arriba del todo. Pero a pesar de todo hay que seguir, no detenerse jamás.











A estas alturas uno ya no sabe por donde vienen o hacía donde van sus compañeros de grupo. No se sabe si por adelante se habrán planteado batallas o si por atrás alguien posa doblado ante un árbol. Lo importantes es que los minutos pasan y las piernas siguen funcionando.











Cuando ya no hay esperanza en que la cosa cambie y toca sufrir, aparece el desvío hacia el mirador y el falso llano. Como todas las cosas falsas nada es como aparenta, sin embargo decidimos apretar los dientes, hincar los incisivos al puñal y sufrir porque se tiene ya a la vista el Castillo de Moclín y llegar es lo que importa.











Por un momento, valoré la posibilidad de pisar la nieve, extendida en el margen izquierda de la entrada al pueblo. Pisotearla para convencerme que ya había llegada. Chapotear como un chiquillo al que acaban de regalar unas botas nuevas, pero aplacé la decisión consciente que aún tenía que llegar a la plazoleta de la iglesia y recordaba que esas calles no eran tales sino paredes camufladas. Se sube la calle de acceso, se corren unos metros llanos y escucho las voces de mi compañeros ya llegados, al tiempo que mi Compae dice: "Si saludas es que tienes fuerzas". Saludo. Y comienza la última cuesta. Apenas cien metros, pero diseñados por el diablo, sin duda.











Y llegamos. Allí están los que han llegado en coche: Paco, Antonio y Gregorio. Y los que han llegado corriendo: Víctor y Javi. Por detrás llega Onio y un poco después Mario. Estamos todos. De manera que sin valoraciones filosóficas ni teológicas, casi al unísono, todos decidimos ir a ver al Santo, reclamando nuestro milagro.

José Antonio

viernes, 19 de diciembre de 2008

TOMA DEL MUY HISTÓRICO Y HONROSO CASTILLO DE MOCLIN



Como ya ha indicado Javi, el sábado será un gran día para el grupo de Las Verdes. Habrá kilómetros y habrá viandas y cerveza a raudales. Y con esos ingredientes, este grupo, que es demasiado humano, es dichoso.
Por la mañana se ha planificado una ambiciosa tirada, que seguramente motivados por esa extrao
rdinaria velada que nos espera, acudiremos gustosos, ligeros y alegres como colegiales. Ambas citas serán de largo recorrido, qué duda cabe.
Pero de lo que ocurrirá por la noche ya ha hablado Javi con suficiencia, por tanto me centraré en la dura aventura que nos espera por la mañana.
Probablemente para quien no conozca la zona, podrá pensar que sí, que la tirada será larga - unos 18 kilómetros - pero poco más. Sin embargo, los conocedores del terreno sabemos que podría tratarse de algo similar a la subida al Alto del Conjuro, si bien los kilómetros de subida serán inferiores, aunque la ruta será de dureza extrema en algun
os momentos.
Tomaremos el Castillo de Moclín, posiblemente el tercer castillo en importancia en esta zona del antiguo al-Andalus, tras la fortaleza roja granadina y el Castillo de La Mota de Alcalá la Real. Que fuera la tercera fortaleza denota claramente que lo era por su alta ubicación, en línea prácticamente directa con la Alhambra de Granada, actuando como gran centro de comunicación y vigilancia de la parte más oriental del Reino de Granada.
Antes dejaremos uno o dos coches en Moclín - o bien en Tiena el de Antonio, si finalmente puede acudir-, y saldremos a plantar esa dura batalla desde el Campo de Fútbol de Pi
nos Puente.
Si esta entrada la leyere un lugareño, alguien que habite en la zona de influencia de estas localidades, pensará que estamos bromeando. Pero no: las bromas las dejaremos para horas después cuando comencemos a dar buena cuenta del cordero o la lubina. Porque, creedme si os digo que la ruta se las trae, principalmente desde la subida de Tiena hasta Moclín, una subida que ya ha gozado del privilegio de ser puerto de primera categoría en una vuelta ciclista a Andalucía.
Pero merece la pena. N
o sé con seguridad cuantos plantaremos batalla. A estas alturas está conformada la asistencia de Javi, Víctor, Paco, Antonio, Onio y quien esto suscribe, que optamos por llegar a Moclín o Tiene, depende de las circunstancias de cada cual, las lesiones, etc.. No digo como llegaremos, pero llegaremos, en función de las fuerzas de cada uno. Nuestro propósito es que venga el mayor número de verdes posible, pero también respetamos el parecer de cada uno, ya que no se trata de un largo paseo por una zona llana como la Vega. En estas batallas siempre contamos con el concurso y empuje de Antonio, pero ahora está tocado y probablemente sólo nos acompañe hasta Tiena, que tampoco es moco de pavo. También Paco pensará en una opción para acompañarnos. Por tanto amigos, sería muy importante que indicarais si os apuntáis a la tirada, principalmente para organizar lo de los coches.
Pero explicaré algo la ruta, algo que siempre es interesante tanto para propios como extraños.
Saldremos, como decía, de Pinos Puente y enfilaremos la carretera comarcal que nos llevará hasta Tiena. Antes habremos pasado por tres cortijos célebres en la zona. El primero será "Las dos hermanas", a continuación "Búcor" -ambos del municipio de Pinos Punete, y por último el "Cortijo de Enmedio", en su día muy famoso por haber
sido sede del experimento fallido de la Reforma agraria, en los primeros años de la democracia.
El terreno, en casi ningún momento es fácil. La salida desde Pinos Puente es cómoda y cómodo es el recorrido hasta llegar a la "Media luna de Búcor". Antes habremos dejado a nuestra izquierdo el proverbial y original macizo de piedra que formó parte de la antigua Ilurco, confirmada hoy día como un importante "Municip
ium" ibero-romano. Se dató como Necrópolis, si bien con las excavaciones practicadas y los documentos existentes, se llegó a la conclusión de que en aquel lugar se erigió una importante acrópolis.
El terreno comienza a complicarse algo, como decía, desde la "Media Luna de Búcor", de manera que hasta llegar el mismo cortijo de "Búcor", existe una alteración del terreno que, lógicamente, va haciendo mella en las piernas, si bien no existe dureza insalvable. Desde el Cortijo de Búcor hasta el de Enmedio el terreno es tranquilo, iniciándose una pequeña subida desde este cortijo último hasta justo el comienzo de la enorme cuesta de kilómetro y medio que habrá que afrontar para llegar a la población de Tiena, perteneciente al municipio de Moclín. Entonces ya no habrá tregua.



Si hasta la llegada al comienzo de esta tremenda cuesta el grupo va tranquilo - y Víctor no ataca, -"porque pensaba que me quedaba atrás"-, la cuesta se subirá con dolor, lógicamente, pero con mejores sensaciones. Obviamente, en esta cuesta el grupo ya no irá compacto y cada cual deberá asirse a sus pulmones, piernas y corazón. Ahora bien, hasta Tiena es lo que conoce el grupo, que es desde donde comienza el terreno realmente duro. Desde Tiena hasta el Castillo habrá que subir un puerto de primera categoría, en el argot ciclista, y una subida de añadidura, ya en Moclín hasta llegar al Castillo, tal y como refleja la fotografía que se acompaña. Y será ya en esa subida cuando el onanismo sea más evidente. Ya cada miembro del clan verde bastante tendrá con procurar seguir respirando, muy similar a lo que ocurrió en el Conjuro y suele ocurrir en todas las subidas exageradas. Es la ley de la cuesta.
Por tanto amigos, explicada y perfilada la tirada, quedamos mañana a las 9,30 en el campo de fútbol de Pinos Puente. La idea es la siguiente: en función de cuántos vayamos subiremos los coches necesarios a Moclín o Tiena, con la idea de salir a correr de manera efectiva a eso de las 10,15. Si hay dudas nos llamamos todos a todos o exponemos aquí nuestra disposición. Lo ideal sería que fuéramos casi todos, a excepción, de tullidos, cojos y pusilánimes. En serio; a excepción de quien ya ha indicado que no podrá venir.
Durante la cena nuestro batallar por los Montes Orientales será de obligada referencia entre mordiscos a la pierna de cordero y a la lubina a la espalda.
¡LECHONES A POR EL CASTILLO DE MOCLÍN! ( Que lleva ya sus buenos siglos sin reconquistar)

Por cierto un artículo muy dedicado a nosotros ha sido publicado por servidor hoy en Ideal. Os doy paso pinchando aquí

jueves, 18 de diciembre de 2008

1 AÑO de zancadas y tragos


Diciembre. Época de fastos, sonrisas y canciones populares al calor de la lumbre. Frío, consumismo desquiciado y espíritu conciliador. Todos estos, ingredientes de una Navidad como cualquier otra, pero al mismo tiempo distinta. Serán éstas unas fiestas de cumpleaños colectivo, el de nuestro grupo.

Para aquéllos que nos sigáis, ahora desde este espacio virtual, y anteriormente desde nuestro añorado Diario de un Corredor, quizá os parezca poco tiempo, dada la cohesión y coherencia que como nos habéis hecho saber, parece y afirmo que nos caracteriza.

Tengo la firme convicción de que este colectivo que ahora constituimos ya debió existir hace tiempo. Quiero decir que sus integrantes -cada uno con su propia idiosincrasia particular, nos hemos estado buscando en el espacio y el tiempo. Todos separados pero muy cerca, casi rozándonos. Entes individuales, con vidas parti
culares y motivaciones necesarias, pero unidas por un vínculo común que se tornaría fundamental, pues sería el eslabón que nos uniera definitivamente.



Sé que es un tema que nuestros lectores ya conocen, que pudiera incluso a aburrirles, por cuanto la autocomplacencia, individual o colectiva, es tediosa cuando es ajena. Pero hay que volver a enfatizarlo. Correr nos unió, pero hizo, como sabéis, mucho más. Nos ha hecho tomar cervezas y comer juntos. Pero no, no se trata de las tradicionales reuniones de compromiso o cenas de empresa, algo que se ha tornado en casi un imperativo de estas fechas.

Correr ha hecho que el próximo día 20 sea una fecha en rojo en el calendario. Comentaba Ana en un comentario a una entrada que sentía incluso nervios por dicha cena. Suscribo lo dicho por ella. Me apetece sobremanera acudir a esa cita, como me apetece salir a correr por la mañana a la bautizada como "toma del castillo de Moclín", como me apetecería tomar un café o ir al cine con este grupo.

Quiso el azar que nos encontrásemos. Y ganamos todos. Entrenamientos, carreras y terceros tiempos comunes que bien merecen mucho más que una cena. Porque ha de saber el lector que cuando estamos todos juntos nos divertimos. Esencialmente, nos lo pasamos bien, combatimos mediante este hobby las facetas menos agradables de la vida. Nos evadimos cuando intercambiamos impresiones sobre zapatillas; aunque también sabe el lector que nuestra conversación no se limita al mundo de corredor. Sin petulancia, humanidades, ciencias y vida llenan por igual nuestras tertulias, al ritmo de zancadas o de tragos de cerveza.

Un sentimiento de cohesión que ha trascendido a nuestras parejas, que también son partícipes de nuestro inmejorable clima. Y eso, queramos o no, lo ha conseguido correr. ¿Correr como fin último? Un acto tan sencillo como extraordinario.

Diciembre. Hagamos balance: he aquí un grupo de personas infinitamente distintas pero idénticas en esencia. Un año de "Las Verdes".

domingo, 14 de diciembre de 2008

XIII SUBIDA PEDESTRE AL ALTO DEL CONJURO VISTA POR CINCO VERDES

LA CARRERA SEGÚN JAVI


¡Lo contento que acabo uno cuando cree haber hecho una buena carrera! ¡Las risas, el gozo y la camaradería que se respira en nuestro grupo cuando a todos nos han ido bien las cosas! Y mira que por la mañana el cuerpo pedía de todo menos correr. En una noche normal previa a una carrera mi sueño se limita a una ligera duermevela salteada por cientos de sobresaltos y visitas al baño; en ésta no, me acosté cansado, medio resfriado y con dolor de cabeza (las cervezas tuvieron algo que ver). Dormí como un tronco. Me levanté como otro tronco. Muerto, rígido y con cara de zombie.

Pero a las 8 de la mañana ya bajábamos para Motril Onio y yo. Adormilado y penco, muy penco. Y así nos presentamos allí, recogida caótica y tardía de dorsal y sorprendentemente, en vez de los nervios típicos, sueño. Nos encontramos con Víctor, Jesús y José Antonio. Carajillo (pa qué cambiar), nos pertrechamos para la batalla y… ¡se acabó la caraja! ¡A correr! La megafonía atrona Motril. Conjuro, allá vamos.

Y allí subimos. Y como estamos limitados de espacio y tiempo sólo afirmaré rotundamente que hoy he hecho mi mejor carrera hasta la fecha, en cuanto a sensaciones, pronósticos y estrategia. Con precisión suiza, marcando los primeros miles a 4 minutos hasta que obviamente la cosa empieza a picar. Bache entre los kms 8 y 9. Miro para atrás de vez en cuando por si Chacal acecha. Y acecha. Y una figura naranja de casi dos metros que sube como un animal. Es Jesús, que también acecha. Me siguen, esperan pacientemente mi hundimiento… que no llegó.

Me percato de que voy con un grupo muy competitivo, me doy cuenta de que la glucosa me ha sentado estupendamente y de que a partir del km 12 siento una inyección de fuerza descomunal. Y tiro, vaya si tiro, hasta dejar a mis acompañantes motrileños en el 14 y adelantando en los sucesivos kms a dos corredores que previamente me habían pasado a mí. Describir el aluvión de sensaciones mientras voy ascendiendo, el viento lateral que casi nos arranca el dorsal, el frío que te hiela la garganta y el soberbio paisaje que íbamos dejando atrás sería una utopía. Alguien dice “dos curvas y ya está”. Entro esprintando con un crono de 1h 25’ 22’’. Clavado al tiempo de mi Media de Lorca. Satisfecho. Mucho. Más aún cuando veo a mis compañeros entrando sucesivamente en apenas unos minutillos. Repito seguro. Poder verde.






LA CARRERA SEGÚN VICTOR

La subida al Conjuro se presentaba como un magnífico colofón para un gran año deportivo. El día amaneció gris, después de un Barcelona-Madrid más bien decepcionante, que había dejado alguna leve secuela en forma de resaca y empacho de turrón y frutos secos. Por eso las impresiones previas a la carrera eran coincidentes entre casi todos: pocas ganas de sufrir pero muchas de enmendar ese despertar turbio.

El día en Motril era magnífico para correr, por eso no tardó el amigo Javi en manifestar su intención de aprovechar ese gran momento de forma que tiene e ir a por la carrera. Los demás decidimos salir más conservadores, expectantes de las temidas cuestas que tendríamos que afrontar. Fuimos agrupados buscando un ritmo asequible hasta alcanzar a un grupo del club organizador sobre el Km. 3. Tras un par de Km. con ellos las piernas me envían buenas sensaciones, así que decido adelantar a este grupo y buscar un ritmo algo superior. No miro hacia atrás pero me da la sensación de que he abierto hueco también con mis compañeros verdes. Sin embargo llegando a una de las zonas más duras, sobre el Km. 7, miro asombrado como Jesús Lens aparece a mi lado y lejos de intentar adaptarse a mi ritmo impone él un ritmo mayor, adelantando ambos a varios grupos durante unos 2-3 Km. que hicimos juntos. Le animo a seguirme pero me grita que siga yo adelante. Mantengo esas buenas sensaciones en las piernas y de pronto, alrededor del Km. 12, tengo un momento de esos en los que el tiempo debería detenerse: allí estamos, a una altitud ya considerable, con el mar Mediterráneo en el horizonte, y con unas ganas de seguir corriendo incontrolables. Por eso empiezo a incrementar el ritmo y adelantar corredores, y así hasta hacer un último Km. en el que termino esprintando en una llegada con unas sensaciones tremendas. Mi crono, 1:28. Una carrera para incluirla en el calendario sin lugar a dudas. Mis felicitaciones al club Pazito a Pazito por organizar esta pintoresca prueba.



LA CARRERA SEGÚN JESUS

- “¿Allí hay que subir”?

Víctor lo preguntaba, en los primeros kilómetros de la subida, cuando aún no habíamos llegado a Pueblo Nuevo. Y sí. Hasta allá arriba nos teníamos que encaramar. Una montaña. Al pie del Mediterráneo. Un desafío, superar esos diecisiete kilómetros, salvando setecientos metros de desnivel.

El frío desapareció en el tercer kilómetro, cuando las cuestas empezaban a endurecerse y la sinuosa carretera de montaña, a retorcerse sobre sí misma. ¡Lo que me gusta una subida! Ir adentrándote en el corazón de la montaña, escuchando tu propia respiración y el sonido de las pisadas en el asfalto, paso a paso, concentrado en coger un buen ritmo y una buena respiración, viendo cómo la Vega da paso a los pinos y, más adelante, a la montaña descarnada. Y el viento inclemente, ora te empuja, ora te deja clavado.

Y los supuestos llanos, más falsos de Judas, que te invitan a acelerar el paso para dejarte pegado en el asfalto, con la lengua fuera. Y, sin embargo, avanzamos. Adelantando a algunos corredores y siendo sobrepasado por otros. Como las dos Naranjitas Mecánicas, enjutas, implacables. Los ritmos se enlentecen, con el paso de los kilómetros. Pero seguimos avanzando. A un lado, los molinos, haciendo sonar el aire con sus aspas de gigante embravecido. Al otro, el mar, de agua y de plástico.

Ya queda menos. Y, sin embargo, los kilómetros no terminan de pasar... y el cronómetro vuela. ¡Acelera, acelera! No te rindas. No te dejes llevar por la tentación de relajarte, sabiendo que la meta está ahí, a la vuelta de cualquier curva, de otra revuelta. ¡Un poco más (de esfuerzo) es un poco menos (de distancia)!

Y paras el crono en 1.30.15. Y ves a Javi y a Víctor y chocas las manos. Sonriendo. ¡Otra para la buchaca! Y llegan José Antonio y Onio. Otro abrazo. Un trago de agua. Un cambio de camiseta. El frío sube de intensidad. Al bus. A mandar un fuerte abrazo a Antonio, el Padrino, que se ha quedado sufriendo en Granada, él, por no poder subir.

Compañero ¡qué razón tenías! Una subida acojonante. Va por ti, colega. Y el año que viene... todos Conjurados, por supuesto que sí, con estos tipos del Pazito a pazito. Unos cracks.



LA CARRRERA SEGÚN JOSE ANTONIO

Inicialmente, hasta el nombre de la prueba me parecía preocupante y no podía dejar de pensar que el nombre del “Conjuro”, vendría a indicar una especie de juramento individual para no volver a subir allí. A pocas horas de la finalización de la prueba, puedo afirmar que mis más aceradas sospechas son fieles a la realidad experimentada esta fría y ventosa mañana de domingo, uno de esos días en los que podrías pasar en casa sin necesidad de salir a la calle ni para comprar el periódico, pero eso sería lo fácil, lo consecuente. Sin embargo, los corredores tenemos un grado de inconsecuencia y es posible que hasta de locura. Porque era necesario hacer esta prueba, demostrarme que me encuentro vivo en esto del correr. Hacer una gesta como ésta antes de que por alguna circunstancia ya no se pueda hacer.

De los diecisiete kilómetros, exceptuando los cuatro primeros y un falso llano que existe entre el diez y el doce, todos son de subida absoluta, siendo especialmente duros los tres últimos, Y, claro, con se panorama, y conociendo mi poca predisposición para subir cuestas uno acude con inquietud y cierta angustia. Ante ese panorama la medicina más eficaz era inyectar altas dosis de conservadurismo.

Este tipo de pruebas traicionan sin piedad. Cada paso es una nueva aventura. Por tanto, me convencí que el ritmo debía ser constante y que el devenir de las rampas se convirtiera en el mejor juez. Pero llega el falso llano y no sabes qué hacer. Sabía que corría por el filo de la navaja y quedaba lo más duro. Así que opté por no dar demasiadas concesiones a ese benigno terreno. No obstante, percibía que las piernas estaban frescas, que la subida era estimulante y la temperatura idónea, entonces con esas premisas ¿por qué no imprimir un poco más de ritmo a las piernas? Aunque enseguida razonaba y llegaba a la conclusión que mejor ser prudente y perder unos minutos que ser arriesgado y acabar babeando en el asfalto.

Así que cuando nos desviaron para enfilar los últimos cuatro kilómetros de subida, comprendí que el panorama era totalmente distinto: una carretera de montaña más intensa; unos amenazantes toboganes ascendentes y un frío intensísimo. Estábamos ya prácticamente a la altura de los descomunales molinos de viento metálicos –que hubieran hecho las delicias de D. Alonso Quijano- pero a pesar de todos esos inconvenientes, me encontraba mejor que nunca. El exceso de conservadurismo había dado sus frutos. Fue entonces decidí ponerme el puñal entre los dientes. Curiosamente el tramo de más dureza de la prueba me estaba aportando la mejor experiencia. Paradojas del correr. De ahí que no sorprendiera que la llegada la hiciera fresco y decidido en vez de agónico y derrotado. En otra ocasión habrá que poner el puñal entre los dientes un poco antes.

Mis compañeros verdes de ruta, descomunales, quedándome un gran recuerdo cuando nos buscábamos en la meta, entre la lluvia, rodeados de naturaleza. Y entre ellos estaba Antonio, qué duda cabe.

Algo de caos en la entrega de dorsales, pero el club Pazito a Pazito ha estado ahí, para las duras y las maduras. Enhorabuena para ellos.

En síntesis, muy satisfecho de haber acabado en 1 h. 32 m. y algunos segundos y por poder contar que termino este fatídico año con excelentes sensaciones, abrigando una enorme esperanza para el próximo.




LA CARRERA SEGÚN ONIO

El día amaneció frío y nublado en Granada lo que hacía presagiar que en la subida al Alto del Conjuro no solo tendríamos que luchar con las temidas rampas sino también contra los elementos, sin embargo el camino hacia la capital de la costa nos iba mostrando un cielo abierto y claro.

La carrera empezó un poco atropellada ya que el tiempo que disponíamos para calentar y desayunar tranquilamente se esfumo en una cola debido a la mala organización en la entrega de los dorsales. El hecho de no tener tiempo para calentar hizo que la salida aunque tranquila se me atragantase, a duras penas conseguía mantener el ritmo que marcaban los otros integrantes Verdes con un Javi pletórico que desapareció en los primeros metros. Así que sufriendo más de la cuenta en los primeros kilómetros fui manteniendo la referencia del grupo que poco a poco se iba alejando.

Pronto comprendí que de seguir así lo iba a pagar pues eran muchos los kilómetros que aún restaban para meta así que decidí hacer mi carrera, marcándome un ritmo acorde a mis condiciones. Fue a partir de entonces cuando empecé a disfrutar de la carrera, poco a poco fui cogiendo mi velocidad de crucero hasta el punto de poder asegurar que fue a partir del kilómetro 10 cuando realmente me encontré fuerte y pude tirar adelantando a toda la gente que kilómetros antes lo había hecho conmigo.

Aunque me encontraba bastante bien las últimas rampas y el fuerte viento que soplaba se me atragantaron un poco y me hicieron bajar el ritmo más de lo deseado no obstante aún tuve fuerzas para dar un último empujón en los últimos cuatrocientos metros que me dejaron muy buen sabor de boca.

Creo sin lugar a dudas que tanto por recorrido como por la belleza del paisaje que lo rodea este ha sido el mejor colofón a mi primera temporada en Verde.


jueves, 11 de diciembre de 2008

Cena de Navidad




….Y es que no solo de “quemar alpargatas” vive el corredor, pues al cuerpo también hay que darle la gasolina que nos pide, a ser posible en forma de malta fermentada a base de levadura y lúpulo, o lo que es lo mismo, y menos cursi, la cerveza de toda la vida; y, por supuesto, los buenos manjares, pues no somos de los que hacemos desprecio al buen yantar, abundante y de calidad.






Hace alrededor de un año que los integrantes del grupo de Las Verdes caminamos, o más bien, corremos, de manera habitual como colectivo, y qué mejor motivo para reunirnos, que el celebrar nuestro primer aniversario, unido al hecho de que son fechas para estar con los amigos, compartiendo mesa y mantel, en compañía de nuestras queridas sufridoras.





Cuesta creer que en poco más de 12 meses, el grupo se ha magnificado, cohesionado y fortalecido, y lo que es más importante, compartido miles de kilómetros, afrontando retos y logrando éxitos que hace muy poco se nos antojaban meras quimeras.

Hemos pensado que sería un buen momento para celebrar una Cena de Navidad, en el Restaurante Casa Mariano de El Chaparral, conocido de los que frecuentamos las salidas por el entorno del Pantano del Cubillas, pues alguna vez, hemos dado buena cuenta, de unas Verdes, junto a las sabrosas tapas con las que siempre nos han agasajado en este establecimiento.


La fecha será el próximo sábado, día 20 de diciembre, a las 21 horas, para lo cual os pedimos confirméis asistencia, y así, poder comunicarlo con la antelación necesaria a Mariano, que estará encantado de recibirnos para “tratarnos” como nos merecemos.

Amigos, compañeros, conocidos, simpatizantes y admiradores de Las Verdes, quedáis invitados formalmente a dicho evento, donde esperamos vuestra asistencia, para pasar un rato muy ameno y ante todo, nutritivo.





¡¡ Nos vemos en Mariano!!

viernes, 5 de diciembre de 2008

¡INQUIETANTES MENSAJES!,, (Por José Antonio)




Que el grupo de Las Verdes está integrado por gente educada, amable, deportista y sana -en la medida de lo razonable y sostenible- a nadie le cabe duda. Personas entregadas al deporte de correr, entusiastas con su actividad, que intentan compatibilizar con trabajo, familia y otras aficiones. Personas probas y ciudadanos competentes, que estarían dispuestos a dejar de correr si observan que una viejecita ha de cruzar la Gran Vía granadina a las 12 de la mañana. Personas cultas, leídas, que aman la buena música y los placeres provistos de la calidad de vida necesaria. Jóvenes aún –unos más y otros menos-, que para nada cambiarían su vida atlética por otra más ociosa o menos sana.
Además, se trata de gente que tiene ideas propias y poca predisposición a adocenamiento y a la hipocresía. Seres independientes y fiables, en definitiva. En fin, que podríamos sostener que nos encontramos ante ciudadanos ejemplares que hacen de su correr una religión e interpretan la vida como una oportunidad, no como un fastidio.
Por eso mismo últimamente me preocupan algunos mensajes que leo en mi buzón de entrada del teléfono móvil. Los descubrí por casualidad, cuando intentaba borrar mensajes antiguos que impedían que entraran nuevos –como ocurrió hace unos días, que me llegó muchas horas más tarde un mensaje de Jesús Lens-. Así, que hube de sostener una lucha interna. Por una parte existía un yo que me decía: "borra esos mensajes y no les des más vueltas”.
Por otra parte otro yo insistía en que los dejara ahí el tiempo que fuera necesario, para que se vieran con luces y taquígrafos.
En verdad, amigos, mi inquietud va en aumento y un gran desasosiego me está inundando a todas horas. Así que no aguardo más y hago públicos tales mensajes, porque es bueno que se conozcan. Es más, algunos provienen de algunos miembros Verdes que están recién casados y es conveniente conocer que tejemanejes se traen a través del dichoso mensajico móvil. Pues nada, la decisión ya está tomada y la suerte está echada y paso a trascribirlos (espero que de esa manera el desasosiego que me inunda encuentre algún momento de respiro, y se evapore si eso fuera posible):




El primero que me aparece es de Mario, que me dice textualmente:

“ Repetimos esta tarde noche paseo nocturno?”.

Imaginaros amigos mi desasosiego cuando leo esto, además de uno de los miembros de los Verdes, recién casado incluso, al que conozco desde hace años, que además es de mi pueblo. ¡ Qué escándalo !
Pero la cosa va a más, ya que sigo indagando en el buzón de entrada y leo otro (¡ dios mío, cómo acabará todo esto!):
Este es de Manolo Pedreira, que dice textualmente:

“¿ Vais echar una hora por el pantano? Es para apuntarme. Manolo”.

Imaginaros ya el sufrimiento que mis carnes experimentan a estas alturas. Pero lejos de atenuarse mi inquietud, siglo ahondando en el buzón de entrada y encuentro este otro. En esta ocasión de Onio, que acaba diciendo

“..Te llamo más tarde y quedamos para ver como me lo das. Un saludo”.

Increíble pensé: “parecía un chaval de lo más formal y ¡mira que mensaje me envía!.
Pero ya espantando de leer este tipo de mensajes, casi sin fuerzas para seguir, sigo abundando, llevado por una incredulidad febril y encuentro este otro de Javi que dice textualmente:

“ Hacemos, algo esta tarde...?”:

En fin, amigos, que tenía que contarlo. No podía guardar más algo que me quitaba el sueño y me embargaba de inquietud. Por favor, necesito vuestro parecer, que estoy que no vivo en mí. Vosotros diréis.






TOQUE DE ATENCIÓN (Javi)



Llegados a este punto, creo que se precisa un toque de atención generalizada al grupo. Últimamente las circunstancias de cada uno nos han privado de reunir esas añoradas tiradas en grupo numeroso; últimamente llegan los deseados fines de semana y el número de corredores que nos reunimos es, cuanto menos, escaso. Esto tiene que acabar ¡YA!
¡Aparquen la desidia, que parece que los fríos nos hayan helado la cohesión verde! ¡Olviden el “es que no leí lo de la tirada, si no hubiese ido”! ¡ Que se manifiesten los que hacen mutis por el foro!
Dejando a un lado esta crítica, que espero sirva de autoreflexión grupal, esta entrada es en realidad un aviso de quedada. Y seremos flexibles y ofrecemos un 2x1:
Mañana sábado a las 8 de la mañana (sí ,habéis leído bien), desde la Zubia saldremos Víctor, Onio, Blas y servidor para hacer un recorrido en el incomparable marco paisajístico del canal de la Espartera. Corriendo, claro. Si alguien está interesado que lo manifieste o bien se ponga en contacto con alguno de nosotros para más detalles.
El lunes se plantea otra posible salida, en principio con salida en Pinos Puente y dirección a Tiena, con regreso a Pinos, si bien ésta aún está por definir, tanto en lugar de quedada como de hora.
Dicho todo esto, opinen, aunque sea un poco tarde.

lunes, 1 de diciembre de 2008

MEDIA MARATÓN DE CÓRDOBA 2008. ¿QUIÉN DIJO MIEDO? (Por Víctor)


El listón estaba muy alto. Antonio y Javi habían dado un golpe de autoridad dentro de nuestro grupo, consiguiendo sus mejores marcas en media maratón recientemente, parando el crono nada menos que en 1:25. Sabía que era una marca muy complicada pero los 3 habíamos tenido una progresión paralela desde que nos conocimos y empezamos a entrenar juntos, así que alentado por sus marcas y sus ánimos me fijé ese tiempo como objetivo.


La Media Maratón de Córdoba llegaba de forma precipitada para mi, recién salido de un período de descanso autoimpuesto, pero sabía que por trazado era una buena oportunidad para buscar marca, así que tras muchas dudas decidí que debía ser valiente e intentarlo. Además no estaría sólo, Daniel y mis vecinos Blas y Carlos, recién llegados del maratón de Nueva York, ya estaban inscritos. Sé que compiten mejor que yo, pero sabía que podían ser buenas referencias a seguir, teniendo en cuenta que aún están recuperándose de la cita neoyorquina, y sus entrenamientos habían sido más escasos en las últimas semanas.


Mis últimos entrenamientos no habían sido brillantes. Con todo, probé el ritmo de competición con unos tresmiles y el miércoles al alba cambiamos la ya clásica subida a la silla del Moro por unas series de mil. Los resultados habían sido relativamente buenos y me sentía optimista.

Todo estaba a punto, o eso parecía, hasta que la noche del sábado una de mis niñas se despertó vomitando varias veces durante la madrugada. Además se oía en la calle la lluvia caer sin aparente voluntad de tregua. Por eso, cuando a las 6:45 me encuentro con Blas le pregunto si vamos a ir finalmente a Córdoba “con la que está cayendo”. Las burlas de Blas me indican que ellos irán llueve, truene o nieve. Es más, apelando a la épica, observo admirado que su motivación por correr es mayor en condiciones más desfavorables.


El viaje lo iniciamos bajo la lluvia. Llegando a Puerto Lope la nieve aparece y nos acompaña hasta Alcalá, contemplando unos paisajes blancos que animan el viaje. Nos cruzamos con varias máquinas quitanieves y al llegar a Córdoba un conocido nos comenta que a algunos atletas no les han permitido el paso por Puerto Lope precisamente por la nieve y han tenido que dar marcha atrás. Llegando a Córdoba sin embargo empezamos a ver algún claro en el cielo y cuando aparcamos la lluvia nos concede la ansiada tregua.


Superado el primer obstáculo, salimos del coche. El tiempo es nublado y el pavimento está mojado, con grandes charcos que sin duda habrá que pisar durante la carrera y con una temperatura alrededor de los 5 grados. Pero estamos optimistas, hemos llegado a Córdoba y ha dejado de llover.


Recogida de dorsales y desayuno. Empiezo a notar unas molestias en el estómago y me acuerdo de mi hija vomitando durante la noche, pero me lo quito de la cabeza. Nos ponemos en pantalón corto y camiseta y nos dirigimos hacia la zona de salida. Las sensaciones en las piernas son excelentes, como en pocas carreras, así que me animo.


Se lanza la carrera y salimos los cuatro juntos. A los pocos metros observamos cómo Daniel incrementa el ritmo y se nos escapa. ¡Un auténtico fiera!, había tenido una cena la noche anterior y venía sin descansar apenas y con los “boquerones fritos” en la barriga -decía él. El resto conseguimos agruparnos y marcamos el primer mil en 3:55 según mi cronómetro. Blas tira del grupo con una zancada elegante y pasamos el 2 en 4:04. Un par de kilómetros más juntos que me hacen pasar del escepticismo en conseguir la marca al optimismo por una mala medición, hasta que finalmente Blas encuentra un ritmo cómodo, superior al nuestro y terminamos por separarnos unos metros unos de otros, quedando yo el más retrasado.


Comienza mi carrera en solitario, llevo en la cabeza la calculadora metida, tengo que buscar hacer cada cincomil en 20 minutos. Las piernas van como la seda pero el pulso está disparado, y no baja de 178-180 (“será el frío”-me digo). Consigo pasar el primer cincomil en 19:45. A Blas ya no lo veo pero sí a Carlos, aunque me convenzo de hacer mi carrera. Sigo pasando los km en el tiempo previsto hasta que el trazado cambia en el 8 a una ligera subida que se continuará ya hasta el km 14. Paso el diezmil en 40:07. Sé que la pendiente irá en aumento paulatinamente y que debo intentar mantener el ritmo ese tercer cincomil, que será el más duro. Las piernas van muy bien pero observo que el pulso sigue disparado y noto que no puedo subir más por esta limitación que el cuerpo me impone, estoy compitiendo 5-6 pulsaciones por encima de lo acostumbrado. El vaho sale de mi boca en cada exhalación y el estómago me ha enviado el mensaje nada más salir que no admitiría ni agua, pero la cabeza quiere el 1:25 y aprieto los dientes hasta llegar a dar alcance a Carlos coronando ya el 14 (aunque debo decir que Carlos se encontraba algo aquejado de una molestia en una rodilla).


Hacemos juntos un par de kilómetros y en el 15 veo en el cronómetro 1:01:15. Todavía es posible el 1:25 si soy capaz de retomar el ritmo de salida en un terreno que ahora será favorable. Carlos se queda algo rezagado y me grita: “¡si los clavas a 4 haces un tiempazo!”. Lo sé y lo quiero buscar pero paso un nuevo avituallamiento y no puedo ingerir agua, el estómago duele y el pulso sigue alto. Se me empiezan a ir los kilómetros: 4:10, 4:15, 4:20. En ese momento intento algo, tomo una ampolla de glucosa y la ingiero poco a poco. Estoy en el 18 y el cerebro se reactiva cuando le llega el preciado tesoro. Siento buenas sensaciones de nuevo en las piernas y la cabeza y consigo bajar de 4:10 en los siguientes 2 km. Soy consciente de que se me ha ido el 1:25, ahora el objetivo es igualar mi mejor marca en Media, pero los efectos de la glucosa son efímeros. El último km llego con lo justo y a la entrada en el estadio compruebo que el 1:26 también se esfuma. Últimos metros para marcar 1:27:24, un tiempo 30 segundos por encima de mi mejor marca. Muy satisfecho de todas formas, puse en juego todo lo que tenía y el frío y el aire tampoco permitieron una mejor carrera.



Daniel logró bajar en unos segundos su mejor crono en la distancia, 1:23. Blas consiguió un 1:24 con sabor a 1:23 (sólo 4 segundos por encima). Carlos llegó en 1:29 incluso con esa dolencia. A la llegada, recogiendo la bolsa del corredor y hasta llegar al coche todas las molestias que me habían acompañado en la carrera deciden darme un toque de atención: la barriga me obliga a doblar el cuerpo y el frío me provoca una leve hipotermia, de tal forma que incluso después de abrigarme y entrar en el coche no puedo contener los espasmos musculares ni el continuo batir de dientes. El viaje de vuelta se me hace largo pero satisfecho de todo lo acontecido: Buscar marca, viaje con nieve tras una noche de poco descanso, frío y dolor de estómago: ¿quién dijo miedo?