lunes, 30 de noviembre de 2009

UN DOMINGO CUALQUIERA EN CÓRDOBA -Por Javi





Con tremenda ilusión y motivación me presentaba en Córdoba el último fin de semana de noviembre. Se celebraba la Vigésimo Quinta Media Maratón de dicha ciudad y ello iba a suponer el colofón triunfal a tres meses de duros y concienzudos entrenamientos. Como habréis apreciado, he usado hasta ahora el pretérito imperfecto, pero dándole un matiz hipotético. Quiero decir que de triunfo, nada de nada. Caca de la vaca.
Si quieres, anhelas y además confías en batir tu marca (al menos igualarla) hay ciertas cosas que no debes hacer el día de antes. Y no hablo EN ABSOLUTO de excusas, que quede clarísimo.

PROLEGÓMENOS. LA VÍSPERA

A mediodía llegábamos a Córdoba Pepe Villegas y su esposa Reme, Nuria y servidor, tras un viaje de más de 3 insufribles horas. Hospedaje en hotelito (no veas cómo impresionaban las fotos de internet y cuán diferente fue la realidad) y prestos a cometer el error atlético, si bien justificado. Error atlético porque la lógica dice que tu cuerpo se resentirá tras más de 6 horas de pateo intensivo por la ciudad califa, sin un calzado adecuado, ya que supone un cansancio añadido a lo que servidor ya arrastraba de antes; pero justificado, qué narices, porque la ciudad bien lo merecía, porque su gastronomía es excelente y el día era inmejorable para disfrutar e impregnarse de otros aires al tiempo que caminas tranquilo pero sin pausa. Y justificado otra vez porque no todo va a ser correr. A media tarde nos hicimos con los dorsales y obsequios y nos encontramos con el tercero en discordia y respectiva novia, Manolo y Carmen. Entre risas y buen rollo pasamos un sábado radiante, culminada con una buena cena. De ahí a descansar. O a intentarlo.

EL GALLO

Ya en la cama lo barruntaba. Diagnóstico: cansado. Dolor de rodillas, tobillos hinchados y una apatía atlética considerable. Dios, os prometo que esa noche me habría apetecido salir de marcha, beber, fumar y castigar el cuerpo, cualquier cosa menos madrugar al día siguiente para correr. El caso es que cuando el gallo cantó por primera vez di un respingo en la cama pensando que la hora había llegado. Eran las 3 de la madrugada. Maldito gallo. Volvió a cantar y volví a sobresaltarme. Eran las 3.25. Siguió con su ritual hasta las 6.30, cuando ya no pude hacer otra cosa que levantarme resignado, desvelado y hecho polvo, dispuesto a ponerme la indumentaria y las pinturas de guerra. ¿Guerra?


100% PROBABILIDAD…

…De lluvia. Eso habían vaticinado todos los telediarios, páginas webs meteorológicas y viejos del lugar con respecto al domingo. ¡Si hasta Julio Marvizón habría acertado! Que iba a llover lo sabíamos pero nadie nos avisó de que lo nos aguardaba el día 29 iba a ser la manta de agua más impresionante que he visto en mucho tiempo. Parecía increíble que se tratase de la misma ciudad que habíamos despedido el día anterior. Con pocas ganas nos fuimos los tres a ver qué pasaba. Tras desayunar en las inmediaciones de las pistas de atletismo donde empezaría y acabaría la batalla y convertir el Focus de Manolo en un improvisado probador donde cambiarnos, nos dirigimos al caos del guardarropa con nuestras bolsas, lugar en el que aguardaban casi 2000 personas apelotonadas, abriéndose paso a empellones, codazos y hasta rodillazos, intentando, bajo un toldo agujereado y por donde caían inmensos chorros de agua sobre nuestras cabezas, dejar sus mochilas. Nuestras pegatinas identificativas con el número de bolsa se nos desintegraron en las manos, así que desistimos y volvimos a los coches a dejar allí las bolsas. 9.55. 5 minutos para el comienzo de la carrera.
Empapados ya hasta la médula, las zapatillas caladas y los ánimos aplacados, y mis compañero me manifiestan la posibilidad de no correr y volver al hotel, porque esas no son condiciones ni para asomarse a la ventana. Momentos de zozobra y duda, pero nos dirigimos a toda leche hacia la salida, gritando y con ganas de guerra, qué demonios. Una marea multicolor por delante; otra por detrás. “¿Dónde estamos exactamente? ¿Vamos más hacia delante? Ya es la hora. ¿Ha sonado el disparo? ¡Sí! ¡No! Yo creo que van con retraso. ¡Mira, esos están corriendo ya! ¡Vamos, que ha empezado! ¿Pero qué hora es? ¡Me cagüen la puta!”. 10 minutos más tarde pasamos por el km 2, tratando de no matarnos, de no tropezar o no ahogarnos por los laterales de las calles (por donde se supone debes adelantar), con charcos que te llegan por los tobillos. O sea, que los dos siguientes hay que hacerlos en 3’30’’ para recuperar, pienso y hablo con Manolo. Es inútil, para entonces ya he perdido la intensidad y la motivación. Me pongo una braga para el cuello en la cabeza a modo de gorro. Estoy, como me dice alguien desde el escaso público, “bonico, bonico”.


Km 3.5. Manolo: “Javi, llevas el cordón derecho desatado”. Me agacho, cogo los dos cabos y compruebo atónito cómo mis dedos no pueden moverse, las manos se me han congelado casi, soy incapaz de echar el lazo a la puta zapatilla, la impotencia se apodera de mí y me quedo empanado perdido a la derecha de la calle, estorbando a corredores y en un punto de no retorno. Un minuto más tarde casi consigo echar un débil lazo y me lanzo a la caza de Manolo. Pepe iría más atrás, sin tantas agonías. Y ahí se acabó todo. En el km 11 compruebo que ya no puedo seguir a Manolo, que me duelen muchísimo los cuádriceps y que, en definitiva, la carrera había terminado para mí antes de empezar. Mi compañero de fatigas se me pierde en la distancia. Yo y mi gorro nos quedamos solos y tristes a librar la batalla contra los elementos y yo mismo.

EL DESENLACE

Una débil tregua de lluvia en el km 16 de apenas 2 minutos y poco más que contar. Ya he perdido la referencia de tiempo y mi cabeza está en otra cosa. Está en que me apetece correr por correr, hablando y disfrutando, en que seguiré entrenando por supuesto, en intentar conciliar ambas cosas, en rumiar constructivamente mi fracaso… Amigos, no me salió la carrera. No valen excusas. Como dije al encontrarme al final con las niñas, “no había tío para más”. Mi tiempo real, según Gescon-Chip, ha sido 1h27’35’’; Manolo ha hecho 1h26’’ y confirma su impresionante estado de forma -hubiese reducido un minuto en una carrera “normal”, y Pepe ha hecho 1h38’. También vi a Chomin, que está hecho un león, según creo recordar, hizo 1h28’. Vine a bajar de 1h25’ y se me ha quedado lejos, muy lejos.
Algo estoy haciendo mal, o mucho, no sé. El caso es que no veo mi horizonte atlético muy claro, que dentro de dos semanas viene Granada y que hasta entonces me lo voy a tomar muy pero que muy tranquilito.

martes, 10 de noviembre de 2009

QUEDADA QUEDADA

Amigos es un placer volver a convocaros a una nueva cita. Esta vez deportiva.

A ver si somos capaces de coordinarnos todos para el sábado día 14 de noviembre. La idea es simple, correr y después compartir unas cervecillas postentreno, de esas del primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida. Lo ideal es hacer un entreno asequible para todos, he pensado en un Pinillos a ritmo tranquilo. Lo que se pretende es coincidir el máximo número de amigos y compartir el entreno. Ya dejaremos para otra vez un entreno de logística más complicada y ambicioso. Es mi última quedada antes de volver –el domingo por la mañana retorno a la Pérfida Albión- y me gustaría despedirme como acostumbramos a hacer las cosas en Las Verdes: corriendo y tomando después un buen refrigerio.

Esta es una idea, pero entre todos podemos sugerir y discutir otras alternativas. La hora, pues por la mañana, cuando nos venga bien a todos. Javi y Onio han manifestado su intención de que no sea muy temprano. Por lo que creo que las 10 sería una buena hora. Ahora que no os cortéis de sugerir vuestras propuestas.

Además, mañana volverá el grupo mañanero. A las 6:30 en mi casa y un cuarto de hora después en Correos, como siempre. La idea es hacer una silla del moro.

Lo dicho, un saludo y espero que podamos vernos el sábado.



jueves, 5 de noviembre de 2009

MARATÓN DE BERLÍN 2009 (Por Víctor)




¡HAY QUE REPETIR!- ese fue el pensamiento que me asaltó cuando terminé el maratón de Berlín. Y es que después de haber corrido dos maratones anteriormente (Madrid y Sevilla) yo era de los que pensaban que esa distancia no podía ser sana, que se sufría mucho, que se invierte demasiado tiempo en entrenarlo, que algún día el cuerpo pasará factura por esto… confieso que incluso desde que terminé Sevilla en febrero me había estado arrepintiendo de estar inscrito en otro maratón en el mismo año, pero la inscripción ya estaba hecha y además me apetecía mucho entrenar y correr un maratón con mi padrino y maestro del fondo, mi vecino Blas.



La idea de ir a Berlín empezó a fraguarse hace un año aproximadamente, cuando Blas y Carlos regresaron del maratón de Nueva York. Recuerdo esos viajes en el coche con ellos dos y con Daniel a la media de Córdoba, a Almería,… incluso recuerdo que llevados por el entusiasmo planeamos hacer Sevilla, París y Berlín en el mismo año. Afortunadamente Blas impuso cordura y fijó Berlín como objetivo del año. Su intención (que ya es objetivo de todos) es hacer las 5 grandes (Nueva York, Boston, Londres, Berlín y Chicago).



Esas salidas de madrugada provocaron pronto otras dos incorporaciones a la expedición berlinesa, Christian y Daniel (Dojo). También Pedro, cuñado de Carlos, se sintió atraído por el misterio de la mítica distancia y sin haber corrido siquiera una media maratón hizo la inscripción, ahí, sin miedo.



Los entrenamientos comenzaron a ponerse serios a partir de Julio, al mando de nuestro comandante Navarrete, que siempre estaría ahí para animarnos y no levantar el pie del cuello en ninguna sesión. En mi caso problemas de salud de mi padre me hicieron romper bastante el ritmo de entrenamiento y competición que había llevado desde mi incorporación al mundo del triatlón, así que mis inclusiones en el grupo fueron intermitentes y dubitativas al principio, pero eso sí, siempre intentando cumplir las sesiones más exigentes de la semana al menos. Tengo que reconocer de todas formas que mis km fueron más bien escasos, semanas de 50-60 km de media, la semana que más quizá hice 75. Pero para siempre recordaré esos 2 días de series, series que a priori parecían imposibles, y que aunque yo no las hice todas, fue una delicia ver terminar esos 8x3000 ó esos 6x5000 a los grandes, los 2 Danis y Blas.



El viaje a Berlín lo hicimos en un ambiente distendido y festivo, acompañados por nuestras mujeres, sin dejar de reír con las cosas de Daniel, de Cristian, de Carlos,... La ciudad me cautivó desde el principio, una ciudad con esa fuerza, capaz de reconstruirse, reunificarse, reinventarse y volver a ser una de las principales capitales europeas, todo en tiempo record. Pese a ser un grupo relativamente grande los entrenamientos habían creado mucha cohesión y nos mantuvimos unidos prácticamente todo el tiempo. Aunque centrados en el maratón llegar el viernes previo nos dio la posibilidad de recrearnos visitando los sitios más emblemáticos de la ciudad. El viernes, entre el viaje y recogida de dorsales no dio tiempo a mucho más. La primera toma de contacto seria fue en forma de entrenamiento, salida vespertina inolvidable para trotar desde nuestro hotel en Alexander Platz y reconocer ese escenario espectacular atravesando Under den Linden hasta la Puerta de Brandeburgo, pasando por la catedral, la isla de los Museos y divisando al fondo el Parlamento. ¡IMPRESIONANTE!. Al final del recorrido una foto para recordar siempre, nuestras zapatillas pisando ese adoquinado que marca el lugar donde se levantaba el famoso Muro de Berlín.







El resto del día, tras un desayuno abundante pero controlado, lo invertimos en hacer turismo por los sitios más destacados (Check Point Charlie, Muro, monumento conmemorativo a los judíos, Sony Center, Parlamento, Puerta de Brandeburgo, ..). También hubo alguna compra pero sin olvidarnos por supuesto de recargar el glucógeno en el mejor sitio posible, restaurante Vapiano, con pasta fresca de todos los tipos posibles cocinada para el cliente en vivo y acompañada con una refrescante cerveza alemana.







El ambiente del grupo como comentaba era alegre, así que Daniel no tardó en contagiar esa euforia por Berlín, las mujeres pedían fotografiarse con él!.







Finalmente, cayendo la tarde, vimos la llegada del maratón de patinadores en línea, un maratón paralelo con el mismo recorrido que el nuestro, que se celebra el día anterior y aquí dividimos por primera vez el grupo, las mujeres a saciar esa sed de compras y nosotros a relajarnos al hotel con una sesión de sauna y automasaje.




LA CARRERA.



Muy temprano, a las 6 a.m., el movimiento de corredores en el hotel anunciaba la gran cita. En el comedor nos fuimos encontrando todos con las prisas, los nervios, ese ansia de querer estar a punto lo antes posible. El desayuno con estas prisas duró apenas 15 minutos, en mi caso unas tostadas engullidas en pocos bocados, un café y un plátano para el camino, había que terminar de prepararse en la habitación para estar en perfecto estado de revista a las 6:30. Aunque no estábamos excesivamente alejados de la salida (unos 3 km) tomamos un par de taxis para no gastar ni un gramo de energía antes de tiempo. La entrada a la zona de corredores, en un parque espectacular (Tiergarten), ya era un hormiguero de atletas buscando su box para dejar la bolsa del guardarropa. Para abreviar organizamos todo nuestro material en dos bolsas, quedándonos con alguna ropa de abrigo que después desecharíamos en la salida.




Ese ir y venir de atletas va creando ansiedad, así que empezamos a caminar buscando nuestro corral de salida. Hemos sido ambiciosos al hacer la inscripción, señalando en el tiempo objetivo bajar de las 3 horas, pero esto nos beneficia para la salida, colocándonos justo detrás de los corredores de élite. Y allí estamos, a tiempo, bien colocados y todos juntos. Vamos todos con las camisetas que hemos comprado, serigrafiadas con la bandera española que llevaba la División Azul en Alemania (Blas cuida siempre estos detalles) y entonces hacemos un corro donde nuestro Comandante nos dice unas palabras muy emotivas que nos hacen subir la adrenalina, ahora ya se han acabado los temores y las dudas, estamos deseando oír ese disparo de salida.



No hay ceremonias militares que puedan herir alguna sensibilidad, pero la organización es perfecta, con un locutor que aunque no podemos entender va haciéndonos sentir la emoción de la llegada de la hora. Disparo y empezamos a ver en la pantalla gigante la primera estampida de los corredores que nos preceden. Pocos segundos después ya estamos en marcha. Daniel sale lanzado, según me comentó luego hizo el primer mil (primeros?) a 3:30. Por detrás Blas, Dojo y Carlos salen más o menos agrupados a ese ritmo exigente que han trabajado en tantas sesiones de entrenamiento (4:00 min/km); Christian y yo los vamos siguiendo de cerca pero tomamos un ritmo bastante más prudente (4:15-4:20). Pedro ha decidido no equivocarse en su primer maratón, así que no sigue a nadie e intenta salir a 4:40. La salida es limpia como ninguna, en una Avenida enorme y con la Columna de la Victoria a la vista como primera referencia importante de la ciudad. Allí está el primer km y ya no veo al resto de mis compañeros, voy como en Sevilla, acompañado de Christian. Sé que él tiene más ritmo que yo, le he visto entrenar pero quiero intentar aguantar al máximo junto a él. Vamos pasando los primeros miles y me sorprendo lo fácil que puedo sostener un ritmo de 4:15-4:20, incluso Christian me va avisando que estamos acelerando pero el terreno es favorable, la temperatura fabulosa y las calles están plagadas de gente que se desvive por animarnos, así que seguimos a este ritmo. Tras atravesar un par de puentes la carrera gira y nos dirigimos hacia la Torre de televisión, la antigua parte Comunista (km 10). La adrenalina se libera de nuevo pensando que un poco más adelante están nuestras mujeres preparadas con las cámaras y dispuestas incluso a jugarse el tipo por animarnos. Además, poco antes hay colocada una banda de tambores bajo un puente donde resuena esa percusión con estruendo haciéndonos acelerar el paso. No es de extrañar que esos miles fuesen los más rápidos para mí (en torno a 4:00 min/km).







Entramos en una parte del maratón donde hay ya que ir pensando en aplacar esa euforia y mantener un ritmo más asequible, así que volvemos a 4:20 en un terreno que aunque parece favorable de vez en cuando se va elevando. Pronto vemos con sorpresa que Pedro nos da alcance y lejos de quedarse a nuestro ritmo nos saluda y pasa como el rayo, invitándonos con la mirada a que le sigamos, pero le comento a Christian que yo al menos no me quiero arriesgar. Le llevamos delante, a la vista, pero va distanciándose poco a poco. Poco después, sobre el 20, observo asombrado que Christian empieza a hacer amagos de bajar el ritmo y le veo hacer gestos raros en una pierna. Tras mirar hacia atrás varias veces comprendo que debe tener algún problema físico, así que fijo la mirada adelante y retomo el ritmo de crucero.




Llegamos a la media maratón. Me sorprendo de ver 1:31 en el crono, pero sé que la segunda parte será la que más determinará el tiempo final. Sé que puedo mantenerme con relativa garantía hasta el 28-30 aunque son kms que se empiezan a hacer largos y pesados. Aprieto los dientes y empiezo a tomar geles energéticos, uno cada 5kms (llevo 6 encima) y noto que me van recuperando, aunque la barriga duele. En el avituallamiento del 30 veo a Pedro bebiendo agua (la dan en vasos!) y paso otra vez delante. Las piernas van empezando a dar avisos (el gemelo, el femoral,…) y el ritmo va bajando paulatinamente pero todavía me mantengo en 4:30 con relativa comodidad. Empiezan esas crisis mentales pero esta vez tengo un arma potente, el recuerdo del sufrimiento de mi padre a lo largo de este año de enfermedad. Además la gente no deja de animarnos, leen nuestro nombre en el dorsal y nos llaman y animan en todos los idiomas (Go Victor!, Lauf Victor!, Venga Victor!, ..). Hay también muchas banderas españolas y animación cada vez más frecuente: ese Sweet Home Alabama en directo, esas Cheerleaders haciendo una ola que parecía empujarte hacia meta, ese turco enfundado en una túnica inventando canciones con los nombres y nacionalidades que le gritábamos al pasar, y continuamente los tambores y las palmas, estoy en un sueño.


Llego al 36, esta vez no pienso parar, solo lo hago en un avituallamiento para poder beber un par de vasos de agua enteros sin derramármela encima por una vez. Pasa de nuevo Pedro como un rayo y me grita pero yo ya voy dosificando las escasas fuerzas que me quedan. Se queda unos metros por delante pero esta vez vamos muy cerca. Ahora empiezo a reconocer una parte de la ciudad que habíamos visitado el día anterior, el final se acerca. Empiezo a sufrir calambres en el femoral, un par de pasos cojeando y vuelta a correr, nuestras animadoras estarán ya cerca, en el 40. Alcanzo a Pedro, intento que vayamos juntos pero él va muy acalambrado, a estas alturas del maratón es imposible sincronizar ritmos con nadie. De pronto, una curva, una calle adoquinada y allí están las mujeres, recibo el mejor premio, unas palabras sinceras y cálidas de ánimo de mi mujer que me despiertan de nuevo. Giro al final de la calle donde están ellas y encaro Under den Linden. La vista busca la puerta de Brandeburgo pero con tanta pancarta no se alcanza a ver. Me dejo caer sin apenas bracear, el femoral ha vuelto a dar 2 ó 3 avisos más, sé que no me he ido hidratando lo suficiente y ha hecho calor. Ahí está, puerta de Brandeburgo, ¡que llegada!, ni siquiera me importa el tiempo que llevo, solo quiero disfrutar de esos 300 metros hasta meta, ese momento soñado durante todo el año, voy viviendo cada zancada encontrándole el sentido que antes no le había encontrado a hacer un maratón, ese momento en el que has vencido a la distancia y la gente te aplaude por lo que has hecho.







Cruzo meta y como en mi primer maratón rompo a llorar, he disfrutado este maratón como ninguno y como decía al principio sé que repetiré. Mi tiempo final, 3:09:01, 4:28 min/km de media, mejorando mi marca nada menos que en 10 minutos. Pronto me reúno con Daniel, Dojo y Carlos, que han marcado unos tiempos espectaculares, 2:51 para Daniel, 2:54 Dojo y 3:03 Carlos. Pedro llega pocos segundos detrás de mi. Christian llega en 3:24, el gemelo se le subió y le hizo pararse unas cuantas veces. Nuestro Comandante llega en 3:29. Después de pasar la media maratón en 1:25 tuvo que andar unos kms por culpa de una mala pasada de su estómago pero él, con ese espíritu combativo, decía que lo que más le había dolido era el Honor, que ahora tendrá que volver a Berlín (¡bravo Blas!).








Vamos intercambiando impresiones de la carrera. Daniel está eufórico y recuerda que el día anterior había gente en la calle con un cartel que decía “Free Hugs (Abrazos gratis)”. Va diciéndoselo a los voluntarios y repartiendo abrazos a todo el que puede. Además, después de haber llegado con ese tiempazo me sorprendo viendo que ha tenido el detalle de ir recogiendo del suelo unas esponjas que dieron con la forma de EspongeBob para los niños de todos y había corrido con ellas pegadas a la cintura unos cuantos kms.




Finalmente volvemos al hotel y descansamos un rato antes de salir a comer a ese restaurante giratorio en la torre de la TV de Berlín, disfrutando de unas vistas espectaculares de la ciudad. Pronto se barajarían propuestas para la próxima, que ya está en cartera: LONDRES 2010, ¿se apunta alguien?

martes, 3 de noviembre de 2009

AMIGOS, VUELVO


Eso es, abro este breve tema para deciros que la semana que viene, desde el día 7 hasta el día 15 de noviembre estaré por España; patria querida.

Como os imaginareis después de 4 meses aquí tengo muchas cosas pendientes, y poco tiempo. Pero a lo que no pienso renunciar es a compartir un rato o más con vosotros. Unas tiradas, aunque disculpareis mi pésimo estado de forma y, por supuesto, un buen rato de asueto con unas buenas verdes, cómo echo de menos las 1925. En este aspecto si vengo entrenado.

Por ello lo ideal sería que nos coordinásemos un poco a ver como nos viene bien a los que estemos dispuestos a quedar. Algunos no querrán o no podrán asistir, pero es comprensible. El sábado día 7, si el vuelo no se retrasa habíamos pensado salir de cervezas por la noche ¡quiero tapas! La idea es compartir un rato juntos, cuantos más mejor, como tantas veces hemos hecho y así poder ponernos al día y charlar de lo humano y lo divino. El sitio es igual, el que nos venga bien a todos.

Por otro lado está el tema de entrenar. Sería buena idea hacer una tirada mañanera, me apetece correr por la Alhambra al alba en la compañía del grupo mañanero, lunes martes o miércoles serían buenos días. Pero además, mi último sábado podríamos hacer una tiradilla, sobre 20 Km, ritmo cochinero trotón y después culminar la faena en chandal y con unas birras, que al día siguiente vuelvo a la Pérfida Albión.

Bueno espero que la idea os seduzca y contar con el capital social suficiente para movilizaros, que joder me apetece veros y compartir unos ratos con vosotros.

Sin más, un abrazo y nos vemos la semana que viene.

Antonio (el exiliado)