jueves, 25 de marzo de 2010

Manifiesto Runner




Kiss or kill. Besa o mata.

Besa la gloria o muere en el intento. Perder es morir, vencer es sentir. La lucha es lo que diferencia una victoria, un vencedor. ¿Cuantas veces has llorado de rabia y de dolor? ¿Cuantas veces has perdido la memoria, el habla y la cordura de agotamiento? Y ¿Cuantas veces en esta situación has dicho, con una sonrisa?:¡ una vuelta más! ¡Un par de horas más! ¡Otra subida!!


El dolor no existe, está en tu cabeza, contrólalo, destrúyelo, elimínalo, y sigue, haz sufrir a tus rivales, que mueran. Mátalos!! Soy egoísta, ¿y? El deporte es egoísta porqué se tiene que ser egoísta para saber poder luchar y sufrir, para amar la soledad y el infierno. Para amar, sufrir. ... parar, toser, frío, no sentir las piernas, nauseas, vómitos, dolor de cabeza, golpes, sangre... ¿hay algo mejor?


El secreto no está en las piernas, sino en la fuerza de salir a correr cuando llueve, hace viento y nieva, los relámpagos encienden los árboles al pasar... salir cuando las bolas de nieve o piedras golpean tus piernas, tu cuerpo desnudo al son del viento, haciéndote llorar. Y seguir corriendo, llorando, secándote las lagrimas para poder ver las piedras, los muros o el cielo. Los obstáculos. Renunciar a una hora, a unas décimas de nota o de diversión, decir ¡no! a una chica, decir ¡no! a unas sabanas que se te pegan en la cara, decir ¡NO! e ir a llorar bajo la lluvia hasta que las piernas sangren de los golpes que te has dado al caer al suelo, volverte a levantar para seguir corriendo... hasta que tus piernas griten a pulmón BASTA!!!! Y te dejen tirado en medio de una tormenta en las cimas más lejanas... hasta morir. Las mallas mojadas por la nieve que arrastra el viento que pega en tu cara, enfriando el sudor, moviendo tus pelos.


Cuerpo ligero, piernas ligeras. Sintiendo como los pies se despegan del suelo, flotando. Notando como la presión de las piernas, el peso del cuerpo se concentra en los metatarsos de los pies, haciendo una presión capaz de romper piedras, destrozar planetas y mover continentes.. Con las dos piernas suspendidas en el aire, flotando como volando como un águila y corriendo veloz como un guepardo. O bajando, con las zapatillas deslizando sobre la nieve, saltando los márgenes y sintiendo como todas las fibras y vasos del cuádriceps se hinchan hasta el punto de explotar, deslizando en la nieve y barro, justo antes de volver a impulsar para sentirte libre para volar, para gritar de rabia, odio y amor, en las montañas, allí donde solo los más intrépidos roedores y pájaros, escondidos en sus nidos bajo las rocas pueden convertirse en tus confesores. Solo ellos conocen mis secretos, mis temores.


Porque perder es morir. Perder es morir. Y no se puede morir, no sin darlo todo, no sin romper a llantos del dolor y las heridas, no se puede abandonar. Se tiene que luchar hasta la muerte. Porque la Gloria es lo más grande, y solo se tiene que aspirar a la gloria, o perecer en el camino, habiendo muerto con honor y dignidad, habiéndolo dado todo. No vale no luchar , no vale no sufrir, no vale no morir.... ya es hora de sufrir, ya es hora de luchar, ya es hora de ganar. Besa o mata

lunes, 22 de marzo de 2010

Corriendo bajo la lluvia. (por Antonio)


Este es el principal elemento a destacar de la carrera; lo mucho que llovía. Me decían los amigos del club Murgiverde que lo mío era mala suerte; dos carreras en Almería –Las medias de Almería y la de El Ejido- y las dos con lluvia intensa; para que después digan que en Almería no llueve.


Pero vamos al lío. Entre finales de 2008 y 2009, en el que hasta ahora había sido mi mejor estado de forma, había pretendido atacar el 1.24 en tres medias: Granada, Almería y Málaga. Lejos de conseguirlo, cada vez me había alejado más de esa marca, hasta el punto de darla por pérdida, al menos por lo pronto. Tras esto me fui a Oxford y allí me olvidé de entrenamientos exigentes.


A mi vuelta me fijé como objetivo terminar el Mapoma y me puse a entrenar para ello. Al poco de comenzar me fui encontrando mejor, inusualmente mejor, tanto que al final mis buenos amigos, Javi y Víctor, me convencieron para que probara suerte en El Ejido. Como me encontraba fuerte y quería hacer buena marca en Málaga decidí probar suerte.


Con estas ideas nos plantamos en El Ejido el sábado, abusando de la hospitalidad de Javi y Nuria, Ana y yo. El día comenzó muy feo, llovía a mares, tanto que ya dábamos por perdida la posible marca. Además las cuestas del recorrido nos habían desmoralizado un poco. A esas alturas estaba más que tranquilo, me había quitado la presión y ya sólo pensaba en hacer la carrera como si fuese un entreno de calidad.


Un poco antes del comienzo nos reunimos todos, los amigos del Murgiverde y la expedición de Granada, agrupados bajo el estandarte de la División Azul, en honor a la expedición al Maratón de Berlín y a aquellos valientes españoles que lucharon bajo una mala bandera, pero demostrando un valor indómito.


En la salida teníamos que estar de puntillas si queríamos evitar mojarnos mucho los pies, puesto que lo que por allí pasaba era un riachuelo. Como os imagináis seguía lloviendo y esto provocó que hubiese pocos corredores en la línea de salida.


La salida fue bien, descongestionada, la única pega era que al poco empezaba una cuestecilla que había que subir dos veces. Al comienzo mis sensaciones no eran buenas. Notaba las piernas cargadas y pesadas. Pero poco a poco me fui encontrando mejor. Una de las claves de la carrera fue hacer un buen grupo de combate: Javi, Juanjo, Lucas, del murgiverde, y yo hicimos un compacto pelotón que nos vino bien a todos. Tras unos Km muy buenos llegamos al bulevar que era donde comenzaban las cuestas. Como me encontraba bien decidí marcar un buen ritmo que me permitiese ir cómodo y pero en tiempos competitivos. Mi ritmo convenció a los demás y me convertí en la liebre del grupo. Mis pensamientos eran: hasta donde llegue llegué, ya aguantaré el resto de la carrera como pueda. Subiendo alcanzamos a Víctor, a Pedro y a Christian, como nuestro ritmo era un poco superior nos distanciamos de ellos.

Así seguimos en grupo, subiendo y bajando los Km necesarios para completar la primera vuelta. En esta primera vuelta corrí durante un tiempo con un legionario, pero su técnica era autodestructiva: apretar para que no vayas a mi lado, por lo que decidí dejarle cuerda para ajustarle las cuentas en el bulevar en la segunda vuelta. Al comienzo de la misma, me encontré flojo durante un Km, pero luego sin saber cómo ni por qué recuperé de nuevo las fuerzas.


De nuevo el bulevar. Los pies a estas alturas de la carrera estaban empapados, al igual que todo el cuerpo. Había charcos en los que los pies no tocaban el suelo, literalmente flotábamos sobre el agua y continuaba lloviendo. En la subida intenté no perder tiempo y me fui distanciando del grupo, salvo de Lucas que me acompañó, dándome ánimos y consejos. Así llegamos al 15, este Km fue el punto de inflexión. Me di cuenta que si mantenía el ritmo podía batir mi marca. Al principio me sorprendió, pero tras repasar varias veces los tiempos y ver que era posible decidí echar el resto.


El resto os lo imagináis, una lucha contra el espacio y el tiempo. Fui marcando Km por debajo de 4, incluso a 3:40. A pesar de que no corría una media desde La Ragua, me dosifiqué muy bien y fui apretando y manteniendo para llegar. Tras las últimas cuestas por fin el estadio. Pegado a mi llegó Lucas, enseguida estaban allí Javi y Juanjo y tras ellos el resto de divisionarios, salvo su comandante, Blas que llegó un poco antes que yo.

Por fin logré bajar mi marca al ansiado 1:24:19 según mi reloj, algo más en la clasificación oficial. 25º clasificado de la general, 12 de mi categoría. Salí muy contento puesto que es una carrera dura y bajo unas difíciles condiciones meteorológicas. La organización fue fantástica y fue un placer correr al lado de los amigos del Murgiverde.


A ver si mantenemos el tipo para la media de Málaga.

lunes, 15 de marzo de 2010

MEDIA MARATÓN CIUDAD DE MURCIA POR DANIEL JIMÉNEZ.

¿LAS VOLADORAS FUNCIONAN?



Son las 5,45 de la mañana. Es Domingo 14 de Marzo y suena el despertador. Comienzo con el ritual de desayuno y últimos preparativos para machar hacia Murcia, una ciudad que, aunque no lo esperábamos, estaba esperando con los brazos abiertos a los más de dos mil participantes que allí nos reunimos para marcarnos esos 21km 97m.


No tengo muchas ganas de desayunar y ya estoy culpando el no cenar a mi hora, el no dormir bien y sobre todo, a los NERVIOS, que aunque no lo parezca, nos siguen desde el primer momento que comienza el dia de la competicion. Algún plátano, algo de arroz con leche y cereales, poca cosa, la verdad. Marcho al punto de encuentro con mi amigo Blas, son las 6,30 de la mañana y estamos metidos en plena autovía haciendo los 289 km que separan Granada de Murcia. Mucho frio, cero grados y bajando El Puerto De La Mora. No sabemos que tiempo nos espera, pues después de muchisimas consultas nos daba nuboso y frío. Pero todo lo contrario, después de un ameno viaje, como siempre contando batallas y hablando de los entrenos, competiciones, planes, compañeros y el resto de días que quedan antes de nuestra gran cita en Londres. Nos plantamos literalmente con el coche en la linea de salida, ya que fue llegar y encontrar un parking junto a una inmensa avenida, que a la postre sería quien despidiera y recibiera a los corredores que allí nos juntamos.










Linea de salida. Pasan algunos minutos de las diez y el personal comienza a ponerse nervioso: voces, palmas, cantos militares, porque había y muchos, (es curioso, corrían en pelotones, como si de una maniobra más se tratara) un aplauso para esta gente, ya que muchos se ve que lo hacen por estar con los suyos y sin un entrenamiento acorde al día que les esperaba. Nos damos la mano y nos deseamos suerte: Blas, Nacho un compañero de Daniel Rodelas que nos presentó en la de Almería y quien suscribe. ¿Blas, cómo vamos a ir? Vamos a intentar siempre ir por debajo de 4 el mil, aunque estando en la primera linea de salida, seguro que nos arrastran y salimos rápido. Dicho y hecho, pistoletazo y a darle a las VOLADORAS. Como corren; van solas, que ligereza y que poco cuesta alzar el talón para alargar la zancada. Siempre había tenido el miedo de que una lesión por mi peso y el no estar acostumbrado a este tipo de zapa, sin mucha amortiguación, me pasara factura conforme pasaran los km, pero bueno, eso es otro tema.







Efectivamente, salimos y el primer mil se para en 3,39, el segundo en 3,28 y ya nos vamos alejando de la cabeza, pero con un crono constante haste el km6, rondando el 3,45. Blas afloja un poco, pero nunca sin perder mi estela, juntos vamos marcando miles, siempre como se había hablado; por debajo de 4’ el mil. El diez mil lo marcamos en 37,22 y convencidos vemos que hay posibilidades de tocar el crono antes que en otros ocasiones. Pero llegan los kilómetros críticos, nos vamos acercando al 15, 16 y los 4 últimos.







La marcha sigue constante y aunque ya empiezan algunas señales de cansancio, no desfallecemos y queremos llegar y llegar bien, pues cerca del 18 tengo un aviso de mi parte trasera de la pierna izquierda, el isquio quiere decirme algo, pero afortunadamente se calla y puedo continuar. Último km, Blas sigue justo detrás de mi y nos enfilamos a dar el último tirón para plantarnos en meta. Yo con 1h 20’ 30’’ según el crono y Blas 1h 20’ 43’’, nos abrazamos y nos felicitamos, ya que ha sido dura, rápida, pero para todos los que al final no quisisteis acompañarnos, tengo que deciros, que ha sido una de las mejores medias que he corrido. No sólo por el tiempo, que es mi mejor marca personal, si no porque se juntaron muchos factores que la hacen que la catalogue así. En primer lugar señalaría mi compañía: mi amigo de siempre y como en todos los momentos, siempre juntos. Pero además, el tiempo fue ideal, de 13 a 15 grados de temperatura, inmejorable para la práctica del fondo y un sol de los que ya llevamos muchos días sin ver por aquí; un recorido, que aunque con un circuito de dos vueltas que no nos gusta mucho a los corredores, ha sido grandioso; todo el centro de la ciudad copado por muchos pares de zapatillas y una señalización perfecta; un público volcado y un encanto de recorido, entre el rio, los puentes y las grandes avenidas del centro de la ciudad. Todo ello ha hecho que nuestras marcas estén aún mejor acompañadas por este tipo de recuerdo.



Felicidades a la gente de Murcia por la carrera que nos han hecho disputar o debería de decir ¿disfrutar?.