martes, 12 de julio de 2011

IRON MAN NIZA 2011 (Por Victor Bernier)









El Iron Man de Niza no era una prueba más en el calendario, no se trataba de un nuevo reto, la temporada estaba basada en Niza, había que llegar en las mejores condiciones al día 26 de Junio. Mis entrenamientos no fueron tan anárquicos este año, un compañero y amigo del club, Carlos Linares, se encargó de hacerme comprender la importancia de entrenar con criterio y programó mi temporada, que empezó 28 semanas atrás.
Niza es conocido por ser uno de los Iron Man más duros, pero por quitarnos presión nos íbamos animando y autoconvenciendo de que al final todos los Iron Man son duros. Después de hacerlo puedo afirmar que este fue bastante más duro que Zurich, no ya por el perfil de montaña de la bicicleta sino sobre todo por el calor sofocante en gran parte del sector ciclista y durante todo el maratón.



El viaje lo hice en coche junto a dos grandes, Jesús y Uge. Vamos en un ambiente de calma tensa pero festivo a la vez, con la ilusión y los nervios del juvenil que empieza su temporada, con todo por descubrir. Viajamos de noche y conforme nos acercamos al escenario de la batalla van viniendo los nervios y los comentarios sobre la prueba: qué temperatura hace, cómo es el paisaje,... Llegamos a Niza, una ciudad con encanto Mediterráneo, “la Almuñécar francesa” como la bautizó Uge, contagiada por el glamour de las cercanas Mónaco, Saint Tropez y Cannes.








Pasamos un par de días previos a la prueba preparando el equipo, inspeccionando el circuito, etc. Comemos bien, la cocina mediterránea resulta familiar. Vemos al Chico y Erin y a David Valverde y Casi. El sábado cenamos pronto y nos despedimos para las 9, el día siguiente va a ser largo.



Nos levantamos a las 4. Consigo descansar poco pero me encuentro bien. Como siempre el tiempo previo a la salida en boxes se hace muy corto y estresante por lo que no me da tiempo a entrar en el agua a calentar. Pronto nos vemos todos en la línea de salida. Nos agrupamos David Valverde, Rubén, Gonzalo y un servidor y nos ponemos en el corral de salida de natación de 1h:10m, pero bastante atrás. Son poco menos de las 6:30 de la mañana, el mar es una bandeja a esa hora, en calma, limpio, con un color que evoca al Caribe. Detrás de nosotros un público numeroso y un speaker con look de DJ de Ibiza que pone en marcha al público y contagia esa energía a los triatletas (qué grande eres amigo).



Bocinazo y al agua, mi objetivo es intentar salir en un grupo lo más adelante posible y luego acomodar el ritmo y nadar tranquilo. Para nada, no he recibido más golpes en ninguna otra prueba. Nada más salir me golpean el gemelo con brutalidad y se queda contraído, teniéndome bastante preocupado todo el segmento de natación. Casi todo el trayecto voy recibiendo golpes pero especialmente en la llegada a las boyas. Salgo y veo en el cronómetro oficial 1:13 y algunos segundos. Me animo, he bajado 7 minutos al tiempo de Zurich, esos meses dedicados a la piscina en invierno han dado su fruto, sobre todo teniendo en cuenta esa natación accidentada en la que tuve que parar un par de veces para poder salir de las melés que se formaban.









Salgo en la bicicleta, los primeros 20 km son básicamente llanos, voy buscando encontrarme cómodo y mantener una cadencia alta. En el 20 un recadito, un repecho de 500 mts con un desnivel del 14%, para romper el ritmo cómodo y ponernos en aviso de lo que nos espera a partir de ese punto (un ascenso acumulado de 1800 mts, con 2 puertos importantes). Vamos en un ligero ascenso sobre el km 30, y alcanzo a Rubén y poco más adelante a David Valverde, que me animan a que siga yo adelante, prefieren dosificar. En el 50 llegamos al puerto más largo, col de L'ecre, de 21 km. Sigo intentando mantener la cadencia alta y no cebarme mucho. Este puerto es el que organiza la carrera, adelanto a gente pero también me adelantan muchos a mi. A medida que ganamos altitud el paisaje y las vistas te van envolviendo en el encanto de la costa Azul francesa, dándole ese extra de belleza que tienen las pruebas duras.







Seguimos unos kms de bajada y llano y afrontamos el segundo gran puerto en el km 110, de 7 km, el que pone la puntilla a quien no ha dosificado o no se alimentó correctamente. Lo hago sin encontrarme demasiado cansado, he ido comiendo un plátano en cada avituallamiento. Empiezo a notar sin embargo los efectos del calor, he ido perdiendo mucho líquido. Llegamos a una zona de llano donde se hace un recorrido de ida y vuelta de unos 4 ó 5 kms y empezamos el descenso hacia Niza. Es un descenso peligroso, así que espero que me adelante alguien con más pericia y voy siguiendo los trazados que marcan delante de mí. Se ven varios accidentes, es impactante ver sacar de un barranco a un triatleta en camilla con un collarín inmovilizándole. Finalmente llegamos de nuevo a Gattieres, nos faltan unos 20 km de llano pero el viento es de cara muy fuerte. Es la parte donde más débil me encuentro a pesar de venir de todo el descenso sin dar pedales prácticamente. No sé si por falta de alimento o por el calor y humedad que empezaban a apretar, pero me adelanta mucha gente sin verme con posibilidad de seguir la estela. Para colmo intento adelantar y al ver que no puedo dejo pasar y me sancionan por interpretar drafting, tarjeta negra, 6 minutos en el Penalty box. Termino con 6h:30min, el mismo tiempo que en Zurich, pero el recorrido ha sido mucho más exigente.


Llego a boxes y pierdo mucho tiempo intentando averiguar donde tengo que parar por la sanción, señores franceses, por favor, tengan a alguien en boxes que hable inglés!... salgo al circuito, tengo una invitación para correr en el infierno, 35ºC y 75% de humedad. Mi tiempo de maraton empieza a correr pero me doy cuenta de que no he entendido bien el francés, tengo que volver a la zona de transición porque aquí no se ve ningún penalty box. Me tomo con humor el tiempo de sanción, incluso me despido de la señora mayor del control con un beso y una propuesta de brindar con Champán cuando llegue.


Me encuentro cómodo corriendo pese al calor pero soy precavido, suelo ir mal con calor y no quiero deshidratarme. Me paro en cada avituallamiento (cada 1.8 km) y bebo en abundancia (unos 12 litros de agua en el maraton) y me ducho.



Voy corriendo hasta la media maratón, era lo que me había propuesto. A partir de ahí me relajo y empiezo a intercalar la carrera con andar. Nos vamos cruzando todos, vamos sufriendo casi todos. Me acerco a meta, el speaker está allí y después de más de 12 horas sigue gritando igual. Un grupo de animadoras levantan los pompones al pasar por la recta de meta, te vas acordando de todo, de los entrenamientos, los sacrificios, la gente que te ha ayudado para llegar. Te emocionas y lloras. Marco 12h:42min, puesto 1111, rebajando 40 minutos al tiempo de Zurich. Muy satisfecho.


Un agradecimiento especial Carlos Linares, que me ha ayudado mucho y me ha hecho crecer como triatleta este año.