Desde aquí quiero dar las gracias públicamente a todos los amigos que tuvieron la amabilidad de visitarnos ayer lunes, lo cual supuso uno de los días con más visitas en la historia de nuestro blog. Ello nos anima a seguir compartiendo nuestras experiencias con vosotros y os animamos a que participéis con vuestros comentarios y corriendo junto a nosotros. ¡GRACIAS de nuevo!

(Versión propia de ¿Donde está Wally? ):

Cuando esta mañana de lunes ha sonado el despertador, he advertido que no tenía dolores en las piernas, ni tan siquiera la sensación de haber realizado un esfuerzo intenso, como el que había ocurrido en el día anterior, habiendo disputado la media maratón de Motril.
Me sentía satisfecho por haber completado esta prueba tras más de 1 año de sequía, en lo que a competición se refiere, y con tan solo 2 meses de entrenamientos, tras más de 10 meses sin correr lo más mínimo. Sin embargo el cuerpo me advertía que no lo había dado todo, deportivamente hablando, pues de haber sido así, las secuelas en forma de dolores, agujetas y cansancio, estarían presentes, cosa que como ya he comentado no ha ocurrido.
Regresando tras la prueba en coche hacia Granada, no pudiendo quedarme a compartir el tercer tiempo con los compañeros de Las Verdes, en esta ocasión Antonio, Javi y Jesús, me sentía contento por haber finalizado la prueba en poco más de 1:42 al igual que Jesús Lens, al cual había logrado echar el guante a tan solo unos cientos de metros de alcanzar la meta. Fue a partir del km 18 cuando me di cuenta que iba a terminar la prueba con soltura suficiente de piernas y tan solo en ese momento logré soltar la mente y disfrutar de la prueba.

En el tramo intermedio de la prueba, sudé mucho, algo poco habitual en mí, por lo que me obligaba a portar una botella de agua e ir bebiendo sorbos de cuando en cuando en vez de engullirla de golpe, cosa que me sienta realmente mal y me corta el ritmo de zancada. Cuando el sol daba de cara realmente hacía mucho calor y la visión del mar a estribor, no hacía sino lanzar con insistencia la idea, por parte de mi mente, de que estaría mejor en la playa en remojo que dando “alpargatazos” a diestro y siniestro.
Desde el km 8 fui manteniendo una batalla interna agotadora contra mi cerebro, pues mientras mis piernas se movían con agilidad y la respiración tranquila contrastaba con los jadeos incesantes de los corredores que me rodeaban en todo momento, mi CPU me advertía: “ojo chaval, que llevas muchos meses sin correr 21km, y menos aun competir, así que reserva fuerzas o te vas a dar el gran batacazo.” Ese lastre mental me ha acompañado kms y kms.
Los primeros kms los corrí en las inmediaciones del incansable Roberto y sus compañeros, que como el Guadiana aparecía y desaparecía por mis flancos. Esa fue la señal de que, si bien iba a un ritmo sostenido, éste era constante, tratando de maximizar la eficacia de cada zancada, para minimizar el consumo de energías, que podría necesitar al final de la prueba.
Y es que nada más darse la salida, Jesús tomó unos metros de ventaja y no traté de cebarme en pos de su espigada figura, pues prefería ensimismarme en mi carrera y apartarme del mundo que me rodeaba, era como si tratase de hacer una tirada larga en solitario. Difícil misión, a priori, si valoramos el hecho de que terminaron esta Media más de 1000 corredores.

Cuando nos posicionábamos en la línea de salida, todas las dudas del mundo se agolparon en mí, y es cuando realmente me pregunté qué hacía allí, sin la preparación necesaria para garantizar que no fracasase en mi empeño de concluir la Media de Motril. Poco tiempo de preparación, la tirada más larga de tan solo 14 km y nada de entrenos con ritmos de competición, pero…”Alea Jacta Est”….y, en estas, “PUM”... sonó el disparo…. ¡No hay vuelta atrás!
Mientras calentábamos, nos cruzamos con Daniel hecho un fiera como siempre y Francis Tovar, del cual no tengo calificativos para elogiar sus méritos, así como cientos de afilados atletas corriendo en todas direcciones , y pensaba “cualquiera que te vea con ese tipo tan poco atlético no dará ni un duro por ti …. menuda motivación me doy a mí mismo”, pensé por un momento.
La tarde previa a la prueba sonó el móvil, al otro lado de la línea telefónica Víctor gentilmente me ofrecía su dorsal, y en ese punto se desvanecían mis esperanzas de tener la excusa perfecta para eludir el tener que correr en Motril a la mañana siguiente. María del Mar mostraba sus dudas de que estuviese en condiciones óptimas de correr una prueba tan larga, y yo convenciéndola a ella trataba de usar esas mismas palabras internamente para convencerme a mí mismo….creo que ambos nos quedamos albergando bastantes dudas.
Mario fue quien primero puso su dorsal a disposición de quien lo necesitara en el blog, y yo haciéndome el remolón logré que Antonio se hiciera con él, de modo que si pedía uno para mí, lo más probable a estas alturas es que no quedase alguno libre. De ahí arrancó la gran idea de correr la Media Maratón de Motril 2010.