lunes, 23 de febrero de 2009

EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD. Crónica del maratón de Sevilla (por Antonio)

A los 15 días de una pequeña operación, a principios de diciembre cuando por fin podía comenzar de nuevo a rodar, le comentaba a José (Palma) que quería ir al maratón de Sevilla y que mi objetivo era hacer sobre 3 horas 6 minutos. Lejos de desanimarme y con su mejor voluntad y conocimiento, que son muchos, me decía que era un objetivo ambicioso, que había que correr mucho, y entrenar más, pero que era posible. Aquellas palabras me sirvieron de estímulo, a mí y a mi ambición, para hacer lo posible por conseguir esa meta. Después vino una lesión de rodilla que no me dejó entrenar bien hasta mediados de diciembre, y que cerca estuvo de dar al traste con mis objetivos. Afortunadamente pude recuperarme rápido y ponerme manos a la obra (o pie a la zapatilla). Comenzando así un periodo de entrenamiento como nunca antes había hecho en mi vida, combinado intensidad y volumen de kilómetros.

El primer test de cara al maratón, la media de Almería, fue un pequeño varapalo, pues no me acerqué a los tiempos previstos. Esta desilusión, lejos de desanimarme, me galvanizó y me hizo entrenar más duro, aún si cabe, las tres semanas que faltaban para la cita Sevillana. Con todo listo en mi cuerpo, y en mi maleta, me relajé viendo Carros de Fuego, elemento que comienza a convertirse en una tradición premaratoniana. Al día siguiente salimos Ana, Nuria, Javi y yo para Sevilla. Nada más llegar allí, nos dimos cuenta que estábamos en puertas de un gran Maratón, y es que, a pesar de no tener el nombre de otros, hay que rendirse. Sevilla tiene un maratón de primera: la organización, la infraestructura, el trazado, la información y los agasajos a los participantes son sencillamente espectaculares, y todo ello por un precio insignificante. Todo esto en boca de un malagueño, no es cualquier cosa.

El día previo a la carrera fue estupendo, casi parecía que estábamos de turismo. La compañía de las verdes, y sus familias, la ciudad de Sevilla y la temperatura me hicieron olvidar que estaba allí para un maratón y pude relajarme y disfrutar de la ciudad plenamente. Además la comida y la cena en familia hicieron mucho más animada la jornada.


Me levanté antes de que sonara el despertador, con ganas de correr y de perseguir mis objetivos. Había planificado correr a 4:25 min/km y tenía ganas de empezar. Como había dicho Víctor, 22 minutos cada 5 Km. Me despedí de Ana y me fui en busca de mis compañeros. Así, tras los preparativos propios de cada carrera nos encontrábamos Javi Ruiz, Cristian, Jesús, José Antonio, Daniel, Javi y yo, cantándole cumpleaños feliz a Víctor en la salida, ante el asombro de los demás corredores.

Sonó el disparo, y aquí el error de planificación de colocarnos más atrás de lo esperado tuvo dos consecuencias. La primera de ellas, más de un minuto en cruzar la meta, pero al fin y al cabo esto te lo descuentan en el tiempo oficial. La segunda consecuencia, más de un minuto y medio perdido por un atasco en el túnel de salida, y éste habría que recuperarlo. Algunos pensarán que un minuto más o menos en un maratón, tiene poca importancia, pero cuando uno tiene la planificación del ritmo tan bien estudiada esto supone un gran contratiempo. Hay una frase que dice que cuando no hay cabeza el cuerpo paga las consecuencias. En breve iba a descubrir el verdadero significado de esta afirmación.


Al abandonar el estadio pudimos comenzar a correr, en los primeros metros Daniel impuso su ritmo y se perdió entre la riada de corredores. En mi primera maratón, el Mapoma de 2008, corrí buscando sensaciones, con un objetivo, pero más preocupado en poder concluir con dignidad. Ahora y con algo de experiencia, sólo me valía hacer un tiempo, así que tras comprobar que me encontraba bien y que todo parecía estar en su sitio comencé con una rutina que mantuve durante toda la carrera: pinchaba cada Km en mi cronómetro y adecuaba el ritmo al objetivo perseguido. Esta planificación me llevó a separarme antes del Km 5 de Cristian y Víctor. Javi, al que hay que alabar su ambición y valentía en su primera atacada al maratón, compartía mis objetivos y juntos cruzamos el Guadalquivir, donde fuimos jaleados por nuestras pacientes y comprensivas parejas. Esto es algo que se agradece inmediatamente, en nuestro caso aumentando el ritmo. Decidimos que, puesto que habíamos perdido un tiempo precioso en el túnel de salida, habría que meter un Km a 4:10-4:15 de vez en cuando, con la idea de entre el Km 15 y la media maratón recuperar la planificación espacio temporal, cosa que hicimos aunque sufriendo bastante.


La dureza del entrenamiento, nos permitía poder afrontar el reto, pero notaba que tenía los músculos cansados, y desde el Km 15 el gemelo izquierdo comenzó a manifestarse como de costumbre. Decidí no hacerle caso y seguí corriendo sin más, deseando que me permitiera continuar. Sobre el Km 20, Javi comenzó a quedarse un poco atrás, no mucho, pero unos pocos metros nos iban separando. Aunque lo lamenté, puesto que habíamos corrido muy bien y cómodos juntos, animándonos y compartiendo nuestras dudas e ilusiones, decidí seguir con mi ritmo en busca de mis objetivos. Además, estaba convencido, dada su fortaleza, de que en breve estaría de nuevo allí, a mi lado, haciéndomelas pasar putas para seguirle. Al poco me quedé con un grupo que me dijeron que iban a por las 3 horas 10 minutos, así que supe que tenía que poner tierra con ellos.

Ahora comenzaba otra carrera, cruzaba la media maratón en solitario, había recuperado lo perdido por el dichoso túnel y me disponía a doblar el tiempo empelado hasta ahora. Así que nuevamente tocaba tirar de oficio, me preparé para aguantar y seguí corriendo. Entre los Km 24 a 30 lo pase mal, no me gustaba esa parte del recorrido, no había casi nadie por allí y, encima, debí de quedarme un poco en tierra de nadie, entre los que perseguían las 3 h y 3h 10. Durante aquellos kilómetros mi única distracción fue seguir cazando a otros corredores y Kilómetros en mi cronómetro, el dígito que más se repetía era el 4:19 min/km. Tras pasar el parque de María Luisa, llegamos al río de nuevo, ahora sabía que la carrera comenzaba de verdad. 12 Km me restaban, la cuidad comenzaba a animarse y ahora eran muchísimos los corredores que me acompañaban. Al igual que en Madrid, el año anterior, llevar un ritmo constante me permitía adelantar a muchísima gente, de hecho desde la media maratón al final sólo me adelantaron cuatro corredores, según la clasificación, en cambio, yo podía adelantar a muchos.

Crucé el río por tercera vez y ahora la cosa se ponía dura de verdad. Por el Km 35 el cansancio comenzaba a hacer verdadera mella y el cuerpo me pedía bajar el ritmo. No estaba dispuesto a hacerlo, las palabras de ánimo, que Ana me dedicó antes de salir de la habitación, me servían para aguantar. Ahora era el momento de la tiranía, la tiranía de la mente sobre el cuerpo, del espíritu y la voluntad sobre lo humano, era el momento de anular las señales del cuerpo, su dolor y agonía y seguir hacia delante. En el Km 38 me encontré con Daniel, le alenté y le dije que me siguiera pero iba muy tocado y se quedó atrás.


Es el momento de interrumpir este relato para hacer pública mi admiración por este corredor. Daniel eres el más grande, cualquier otro en tu situación estaría lamentándose y compadeciéndose. Tú sigues en la brecha, alegrándonos a los demás y contagiándonos tu optimismo. A pesar de no haber entrenado y de tus dolencias repetiste tu tiempo de Madrid, eres increíble.













Tras dejar a Daniel volví a cruzar el río, ya por última vez, y me dispuse a aguantar lo mejor posible los últimos Km. El dolor era insufrible, las piernas me dolían en cada una de sus terminaciones nerviosas. Mi zancada era lamentable, lanzaba las piernas con las caderas ante la rigidez de mis miembros. Esto provocaba que los tiempos se me fuesen un poco, pero sabía que tenía un poco de colchón a mi favor. A pesar de eso decidí no acomodarme y seguir intentando marcar los tiempos. El único pensamiento en mi cabeza era: no vuelvo a un maratón en mi vida, esto es una animalada, y cosas por el estilo. Al llegar al estadio vi a Ana y a los demás animándome. Si en Madrid levanté los brazos y sonreí, ahora sólo podía gritar, gritaba con angustia y sufrimiento, mi cuerpo se sublevaba por lo que le había hecho pasar. Como un loco entré chillando al túnel y me dispuse a cruzar la meta.



Lo conseguí, el sufrimiento, el dolor, los días de entrenamientos con frío y lluvia, se convertían en una marca sobre el reloj, un premio que compensaba todo lo sufrido.

3 horas 6 minutos 33 segundos de tiempo real. Objetivo conseguido.

domingo, 22 de febrero de 2009

MARASEVI 2009


Solamente decir, antes de que lleguen las respectivas crónicas, que todos nuestros amigos han acabado de forma triunfal el maratón de Sevilla y que hoy si se podía decir que Sevilla tenía un color especial, EL VERDE.

miércoles, 18 de febrero de 2009

MARATÓN: ARDEMOS POR CORRER... (por Jesús Lens)



... Pero tememos quemarnos.



Quién más, quién menos, tenemos nuestras dudas. Porque todos queremos dar lo máximo, cumplir con los objetivos marcados y, por tanto, sentirnos triunfadores, este domingo, en Sevilla, al cruzar la línea de meta.

Para algunos, los Verdes novatos, los principiantes, los que nunca hemos corrido los 42 kilómetros y 192 metros, el desafío es llegar. Terminar. Ser capaces de culminar un recorrido mítico que, ahora mismo, se plantea como toda una proeza.


Para otros Verdes, llegar no es tan importante como hacer una buena marca. Ellos ya se han enfrentado a la prueba reina de atletismo mundial... y la han derrotado. Ya saben lo que les espera y han sufrido en sus carnes los calambres, la fatiga y la sensación de deshidratación que te ataca cuando pasas el kilómetro 35 y chocas de cabeza con el temido Muro, con el Hombre del Mazo, agazapado tras una curva, esperándote.


Y aún así, lo peor de la maratón son las dos semanas previas. Porque estás fino, estás fuerte y tienes hambre de kilómetros. Pero no puedes, no debes correr. Al menos, todo lo lejos y todo lo rápido que te gustaría. Y ardes por dentro, te inflamas, te pones crispas y no sabes cómo templar los nervios.



Después de larguísimas y solitarias tiradas, en lo más crudo del crudo invierno, con frío, nieve, granizo, lluvia y viento, trotando por caminos embarrados, sin cejar en el empeño de cumplimentar recorridos imposibles; llega el buen tiempo, sale el sol... y no puedes, no debes correr. El camino te llama, te invita, te intenta seducir... pero has de permanecer impasible, duro e impertérrito. Porque tu cita es el domingo. Y ahí te juegas el todo por el todo.


¿De qué sirven tantas horas de duro y exigente entrenamiento si un calambre, un pinchazo o una lesión no te dejan llegar a meta? ¿Para qué esos madrugones, esas series o esos Fartlek, si al final te desinflas y no llegas en el tiempo para el que te has estado dejando la piel en los caminos?

Por eso, ardemos por correr. Pero tenemos miedo de quemarnos. ¿Habré entrenado lo suficiente? ¿Debería haber acumulado más kilómetros o me habré pasado? ¿Iremos demasiado deprisa? ¿No estaremos siendo demasiado conservadores? ¿Acelero un poco ahora o lo pagaré después?


El periodista americano Heywood Hale Brown sostenía que “el deporte no forja el carácter, sino que lo pone de manifiesto.” Aunque pienso que sí, que correr forja la personalidad, lo cierto es que este domingo será una inmejorable ocasión para poner de manifiesto el carácter de algunos de los amigos de Las Verdes.


Hermanos... ¡suerte y a por ellos! Son muchos los kilómetros, pero más aún son nuestras ganas de devorarlos.



Nos vemos en el asfalto.


miércoles, 11 de febrero de 2009

TEST DE GAVELA (o será Gacela)

(Por Antonio)


Aprovechando que esto está un poco parado y con la intención de cambiar la entrada y, de paso, comentaros que tal nos ha ido el test de la polémica, el test de Gavela.


Pues eso, una más y una menos, una piedra menos en el camino. El test de Gavela que no hicimos el año pasado por falta de tiempo. Al mediodía Víctor, Cristian y un servidor, 2X6000 camino de Pinillos.

Lo hemos hecho a nuestra bola, sin recordar muy claramente lo que decía el test, el primer 6000 a ritmo de maratón y al segundo, fuerte, casi a tope. Pero al final nos ha salido perfecto, hemos clavado los tiempos. Según lo que estipula el maestro Gavela estamos en tiempos de 3:06 - 3:07 para el maratón de Sevilla. Era el ritmo al que pensábamos salir, pero ahora nos sentimos más confiados y un poco más preparados. Porque además de una prueba, un experimento, es un buen entrenamiento de cara al maratón.


Salimos fuertes, por debajo de lo estipulado, pero Víctor estaba intratable y aunque tenía que ir diciéndole “afloja” de vez en cuando, ha sabido marcar muy bien el ritmo. Voy a contaros mis experiencias y que los demás la completen en los comentarios.

Me ha costado salir y, sobre todo, seguir a Víctor. Un proceso gastrointestinal (a buenos entendedores ..……) me tiene flojillo, pero bueno, haciendo de tripas corazón (y eso que hoy no era el día para eso) he conseguido mantenerme ahí. Un ritmo de 4:15, duro pero sostenible después de lo que llevamos encima. Al final hemos subido en 25:56, muy por debajo de lo estipulado. Al llegar intentamos recuperar un poco el aliento y de nuevo nos encaminamos hacia el 6000 de la verdad, el duro, el que nos daría la clave del ritmo sevillano.


Salimos, o mejor dicho, a Víctor le abrieron la puerta de corrales y salió arrancando tierra del suelo, qué tío, me recordaba, aquel “Víctor sácanos” que pronuncié en Albolote y que sólo repito en bromas. Pues nada, a tirar de oficio y a seguirlo. Resultado primer 1000 a 3:37, pero ahí estábamos, Cristian y yo tras él. El segundo Km fue algo más tranquilo y como me encontraba fuerte mantuve un ritmo alto. En el Km 2.5 me vine abajo, aflojé, y al pasarme Víctor me enganché a él y mantuve su ritmo. Me costó horrores, no podía con mi alma. Muscularmente estaba bien, fuerte, pero estaba sin energías. Intentaba convencer a mi mente con la idea de abandonar en breve, y que lo que hiciera, bueno sería. Así pasamos el 4, cerca del 5 propuse abandonar, pero un ¡qué coño! me hizo sentir avergonzado de mi flojera y seguí. Mantuve el sacrificio y al final paré el crono en 23:00, Víctor entró en 23:10 y Cristian, que ayer hizo 12 Km a 4:05, una barbaridad, entró en 23:40.


Valoraciones: me encuentro muy muy bien, cansado pero bien. Ahora mi motivación se encuentra a tope, sé, o lo creo ciegamente, que puedo perseguir mi objetivo, y a por el voy a ir.

Copio y pego las estimaciones del test para nuestro tiempo. ¿Qué opinan vuestras mercedes?


1º 6000 2º 6000 Marca posible Marca probable


26.00 23.12 3.02.51 3.08

viernes, 6 de febrero de 2009

ÚLTIMA TIRADA LARGA. HAY QUE CELEBRARLO

Amigos, mañana será la última tirada larga que nos metamos para el maratón ¡por fin!. La idea es hacerla muy tranquila, entre 5 - 5:15 el Km. En principio, Javi, Antonio y Victor, hemos confirmado asistencia, Onio y un amigo de Victor han comentado su disposición a acompañarnos un tramo. La idea es quedar a las 9:00 de la mañana en la Inmaculada y hacer el recorrido de Genil, Puleva, para despues subir a Pinillos. Ya sé que a muchos nos os viene bien, pero la idea es abrir la quedada para todo el mundo que quiera apuntarse. Lo del ritmo es una promesa, no conviene quemarse de cara al Maratón. Para aquellos que no quieran correr tanto pueden estar a las 10:00 en el monolito de puente verde y sumarse a la última parte del recorrido.


Después hemos pensado salir a tomar una cervezas por la noche, con la idea de celebrar la tirada y reunirnos el grupo de las verdes. Ya sabeis charlas, risas, planificación del Maratón, equipaciones y demás. Desde aquí os invito a uniros y pasar un sábado en verde.

lunes, 2 de febrero de 2009

XII MEDIA MARATÓN DE ALMERÍA (01-02-2009) –o el caos bajo la lluvia

(Por Javi Aquiles)


Describir, definir y aclarar cómo ha trascurrido la XII edición de la Media Maratón de Almería requiere, a estas horas, y vivido lo vivido, un esfuerzo sobrehumano. Creedme que lo acontecido hoy en la capital almeriense cobra dimensiones casi épicas, tanto por la climatología adversa, como por la confusión que casi 1.800 corredores hemos sufrido en los primeros kilómetros de la prueba.


Para empezar, y según los números, a nivel personal debería estar satisfecho al 100% por la carrera realizada, dado que he conseguido hacer marca personal (1hora, 24 minutos y 54 segundos), mejorando en casi 20 segundos mi anterior media. Sin embargo, debe haber algo en lo que hemos vivido hoy que me lo impide. Hemos sufrido, mucho. Todos y todas, sin excepción.


Estamos hablando de una Media Maratón Internacional, con un cierto caché, con afluencia de prestigiosos corredores (perdonad que a día de hoy no sepa el nombre de ninguno de ellos), con una inscripción nada desdeñable de 12 euros y, según especialistas, incluso la mejor de Andalucía. Siendo así, no puede concebirse lo que ha pasado. ¿Error? ¿Descuido? ¿Confusión? ¿Todo a la vez? El caso es que a las 10 de la mañana, con una persistente lluvia, de la que moja de verdad, una vez dada la salida y cuando la mayoría de los corredores ya llevábamos al menos 2 kms en nuestras piernas, un tremendo caos se apoderó de la carrera. Gritos, paradas, recortes por descampados, más gritos indicando que la carrera estaba parada, corredores en una dirección y otros por otra. Yo, en primera instancia, ante tanta confusión y viendo que algunos paraban, me detuve. Después, otra estampida de corredores y a seguir corriendo. ¿Qué demonios pasaba? La gente maldecía en arameo, incluso golpeaban a los coches de la organización (bochornosa demostración de poca educación). Yo me incluyo entre los enfadados, pero mucho. Han sido muchas series, muchas horas de entrenos, de sufrimiento y de ilusión como para no sólo lidiar con las inclemencias meteorológicas, sino además con la incompetencia humana.


Parece ser que se trató de un corredor que se equivocó de dirección en un cruce (los que participábamos en la media y los de los 10 kms compartíamos salida). Ahora bien, creo que podría haberse solventado con más eficiencia. En fin, tras el desconcierto los operarios de Protección Civil nos indicaron que volviésemos sobre nuestros pasos, dado que la carrera se reanudaría a las 10.30 (al final fue a las 11). Indudablemente, eso nos rompió el ritmo, la ilusión y el alma. Habíamos salido fuertes, decididos e inexplicablemente, tras el parón, me sentí débil, cansado, y lo peor, muerto de frío y empapado, todo ello tras deshacer casi 3 kms. Ante lo inevitable, estoicamente opto por resignarme y pensar que todos estamos en las mismas circunstancias, todos estamos compartiendo ese contratiempo y que no queda otra que repetir salida e intentar volver a ilusionarse. Me reencontré con un Antonio que se había escapado, fortísimo; volvía cabreado, indignado, cabizbajo. Blas, Carlos, Daniel, José (Oliver), Víctor, José Manuel, Salva, Manolo, mi Nuria (que debutaba hoy y que parecía no importarle en absoluto lo ocurrido: hizo bien) y más rostros conocidos nos volvimos a aglutinar junto al arco de salida.


Segundo pistoletazo y a correr. Me encontré muy bien, fuerte, rápido, ágil, así que tras marcar unos primeros miles con José (Oliver) y Antonio , aproximadamente a 4’/km, en el km 4 me percato que me estoy distanciando, estoy yendo más rápido de lo esperado y es entonces cuando me decido: ¿valentía o suicidio? Voy a seguir a ese ritmo alto, marcando parciales por debajo de 3’50’’, hasta donde aguante. En todo momento sé que llevo detrás a unos sabuesos implacables, que vigilan todos mis movimientos, que me estudian, que esperan mi momento de debilidad para darme el hachazo definitivo… En cada rotonda vigilo la distancia con mis perseguidores: Antonio, cerca, Salva y Manolo, un poco más atrás, pero igualmente amenazantes, Víctor, un poco más rezagado (hay que aclarar en su favor que llegaba con un importante resfriado y que no fue éste precisamente el día más favorable para purgarlo). Seguí manteniendo como pude mi alto ritmo, sabedor de que en cualquier momento, como en otras ocasiones, Antonio me alcanzaría, me sonreiría y me hundiría en la miseria más absoluta… Pero iba a vender cara mi derrota, le costaría cogerme, sí o sí. Seguimos pisando charcos (algunos llegaban a la altura del tobillo), chapoteando, calados hasta los huesos, pero marcando un ritmo bastante exigente. Me topo con… ¡Blas! El gran Blas, lo cual significaba que muy mal no iba, pues ya sabía de la dureza del angelito. Comparto con él unos kms, desde el 14, hasta que de repente me deshincho en el 18, de repente empiezo a pagar mi osadía anterior. Aprieto dientes, tenso brazos y decido morir con mil dolores agónicos que amenazan con desintegrarme de un momento a otro. Asfixiado, con ardor de estómago y tenso, me propongo que Blas no se me vaya más de 50 metros. Lo consigo, y al mismo tiempo me olvido de que me persiguen, pues desde el 19 al 21 no sé muy bien si corrí con las piernas o con el corazón. Entro en el estadio y ante mi cabezonería de entrar en 1 hora y 24 minutos me obligo a hacer una auténtica serie de 400 metros: o la marco a 1’20’’ o se me va. Entré esprintando junto a Blas, tras adelantar a algunos corredores. Muerto, pero muy satisfecho, logrando la marca que he indicado arriba. No me invade ninguna satisfacción concreta, nada de euforia, no sé explicar el porqué. ¡He llegado antes que Antonio! Pero aún así no soy consciente de haber realizado una buena carrera.


Hemos acabado mojados, reventados, vacíos… El día no nos ha acompañado, pero ahí hemos estado un buen puñado de corredores desafiando a todo lo desafiable. Hemos recogido la bolsa del corredor (esta vez con camiseta técnica y calcetines, entre otras cosas), nos hemos despedido de algunos corredores, hemos saludado a Paco, de Málaga, asiduo lector de este blog, que ha hecho un escalofriante tiempo de 1h 22’ ( y decepcionado) y Nuria ha hecho 1 hora y 4 minutos en su debut en los 10 kms, marca que sin duda deberá rebajar en una próxima ocasión, dada la frescura con la que ha entrado la niña en meta, jeje. Antonio ha hecho 1 hora 26 ‘ ( las valoraciones de su marca que las haga él mismo), y siente una rabia incontrolable por no haber al menos igualado su marca en Granada; Víctor logró 1h 32’ ( marca irreal para nuestro Víctor ), igual que Daniel (que, claro está, venía sin apenas entrenar y con una garganta destrozada); la marca de José Oliver no tiene importancia pues venía de una lesión y a rodar sin más, pues ya sabemos de qué corredor hablamos, ¿no?.; mis amigos almerienses Salva y Manolo han logrado 1h 27 ‘ y finalmente pudimos ver a José Manuel y Cristina, cuya marca no recuerdo exactamente. Echamos de menos a nuestros compañeros verdes ausentes, para atestiguar esta gesta, pero que sin duda habrán empleado bien este fin de semana para afinarse de cara al maratón.


Parece ser que la organización promete para el próximo año la inscripción gratuita de todos los participantes de hoy, así como una equipación deportiva en condiciones. Ya se verá, pero con no repetirse lo de hoy nos sobra.
Enhorabuena a todos, porque sin duda, amigos, nos lo hemos currado mucho en un día en que hubiese sido más fácil volverse a casa a refugiarse en la mesa camilla y un caldo caliente.