miércoles, 18 de febrero de 2009

MARATÓN: ARDEMOS POR CORRER... (por Jesús Lens)



... Pero tememos quemarnos.



Quién más, quién menos, tenemos nuestras dudas. Porque todos queremos dar lo máximo, cumplir con los objetivos marcados y, por tanto, sentirnos triunfadores, este domingo, en Sevilla, al cruzar la línea de meta.

Para algunos, los Verdes novatos, los principiantes, los que nunca hemos corrido los 42 kilómetros y 192 metros, el desafío es llegar. Terminar. Ser capaces de culminar un recorrido mítico que, ahora mismo, se plantea como toda una proeza.


Para otros Verdes, llegar no es tan importante como hacer una buena marca. Ellos ya se han enfrentado a la prueba reina de atletismo mundial... y la han derrotado. Ya saben lo que les espera y han sufrido en sus carnes los calambres, la fatiga y la sensación de deshidratación que te ataca cuando pasas el kilómetro 35 y chocas de cabeza con el temido Muro, con el Hombre del Mazo, agazapado tras una curva, esperándote.


Y aún así, lo peor de la maratón son las dos semanas previas. Porque estás fino, estás fuerte y tienes hambre de kilómetros. Pero no puedes, no debes correr. Al menos, todo lo lejos y todo lo rápido que te gustaría. Y ardes por dentro, te inflamas, te pones crispas y no sabes cómo templar los nervios.



Después de larguísimas y solitarias tiradas, en lo más crudo del crudo invierno, con frío, nieve, granizo, lluvia y viento, trotando por caminos embarrados, sin cejar en el empeño de cumplimentar recorridos imposibles; llega el buen tiempo, sale el sol... y no puedes, no debes correr. El camino te llama, te invita, te intenta seducir... pero has de permanecer impasible, duro e impertérrito. Porque tu cita es el domingo. Y ahí te juegas el todo por el todo.


¿De qué sirven tantas horas de duro y exigente entrenamiento si un calambre, un pinchazo o una lesión no te dejan llegar a meta? ¿Para qué esos madrugones, esas series o esos Fartlek, si al final te desinflas y no llegas en el tiempo para el que te has estado dejando la piel en los caminos?

Por eso, ardemos por correr. Pero tenemos miedo de quemarnos. ¿Habré entrenado lo suficiente? ¿Debería haber acumulado más kilómetros o me habré pasado? ¿Iremos demasiado deprisa? ¿No estaremos siendo demasiado conservadores? ¿Acelero un poco ahora o lo pagaré después?


El periodista americano Heywood Hale Brown sostenía que “el deporte no forja el carácter, sino que lo pone de manifiesto.” Aunque pienso que sí, que correr forja la personalidad, lo cierto es que este domingo será una inmejorable ocasión para poner de manifiesto el carácter de algunos de los amigos de Las Verdes.


Hermanos... ¡suerte y a por ellos! Son muchos los kilómetros, pero más aún son nuestras ganas de devorarlos.



Nos vemos en el asfalto.


21 comentarios:

Abel dijo...

Jesús, veo que Antonio te ha imbuído (algunos dirían hipnotizado) de su planteamiento de la maratón como una lucha en que se mira cara a cara al enemigo y se le desafía, siendo consciente del hilo tan frágil que separa el éxito de la derrota.
Sin duda será un triunfo individual y colectivo para todos aquellos que volaréis por tierras hispalenses con objetivos no tan dispares unos de otros.
Ánimo y a guardar energías, que seran bienvenidas en los momentos duros!!

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Tú has estudiado y creo que deberías tenerlo claro. Un examen final no se estudia la noche anterior. Sólo se repasa. El estudio fuerte ya está hecho. Falta simplemente hacer el examen, plasmar en el papel lo que durante mucho tiempo ha sido trabajar incesantemente.

Por si acaso, si veis que empezáis a arder, os echo una mano.

Antonio dijo...

Muy bueno Jesús, has plasmado lo que muchos sentimos. Sin duda este será el maratón que tanto costó entrenar, pero el que no dejamos escapar.

Como dice Gregorio hemos hecho los deberes, pero un maratón es un examen a medias, creo que también tien algo de faena taurina, tiene que darse una buena tarde y pillar un buen toro. Eso sí, estamos dispuestos a cagerlo por los cuernos.

Un abrazo

tres días, tres.

Anónimo dijo...

Antonio, es que la imagen es la caña y había que escribir.

Estoy malo de las tripas. Ayer desayuné churros y se me han atravesado, con un mar de aceite podrido en el estómago, calambres y retortijones.

Que tiene coj... la cosa.

Abel, es que no saber qué pasa después de la frontera que es el Km. 35 da mucho miedo. Al menos a mí, me tiene acojonao.

Gregoria, ojalá que sea sí. Ojalá.

Anónimo dijo...

Bueno, pues mucha suerte a todos, que seguro que no hace falta y hacéis esos 42 kilómetros en un pis-pas.

Preciosa esa imagen del corredor en llamas que tanto recuerda a El Coloso. Jo, vaya chasco que al final no es de Goya sino de Asensio Juliá (ups, y q tendrá q ver la velocidad con el tocino? jeje)

Suerte!

Claro

Anónimo dijo...

Los obsesivos del maratón habrán cazado el gazapo. Los obsesivos de las palabras, también. Uno, que reúne ambas facetas, lo ha detectado al primer vistazo.

Jesús, en su emocionante y apasionada entrada, ha dejado escrito que el maratón se compone de 42 kilómetros y 192 metros. Amigo Jesús, te aseguro que los tres metros que te has dejado en el tintero cuesta un mundo recorrerlos. (Y no te quiero acojonar más, je,je, que luego llegarás y harás 3h 15'' silbando).

Esos tres metros, que te parecerán odiosos, no son baladíes. Son los de la victoria, las últimas tres o cuatro zancadas (a esas alturas, los pasos se acortan una barbaridad), el momento de levantar los brazos y sonreir bajo el arco de la meta, el instante preciso en que ves que te abrazas por fin a tu sueño, el mismo que darás por seguro en el km. 25, el mismo que se desvanecerá lentamente (o de improviso) diez kilómetros después, el mismo que volverá a apoderarse de tu corazón cuando logres asomar la cabeza entre los escombros de tus piernas, el que has acariciado al acercarte al estadio, el que has rozado con tus dedos al enfilar la recta de meta... y quedan tres metros, dos pasos más y pisarás la alfombra del chip, el griterío del público te impide escuchar el zumbido de la máquina cronometradora, pero la escuchas justo cuando entras en meta y paras el cronómetros y cambias el simulacro de correr de los últimos kilómetros por unos pasos vacilantes, y miras con cara de zombi a la voluntaria que te ofrece una manta térmica y te indica amablemente que sigas la fila para llegar a las mesas del agua y la fruta. Y entonces una alegría feroz estalla en tu interior. ¡Hostias, lo he hecho, he terminado un maratón!.

Es verdad, eres un maratoniano, ya puedes presumir (sin que se note, dejándolo caer como sin querer, ¡eh!) de haber corrido un maratón.

Después, cada cierto tiempo, alguien te preguntará, porque siempre hay alguien que te pregunta, que cuántos kilómetros es un maratón. Y tú contestarás, de corrido, cuarentaydoskilómetroscientonoventaycincometros. Y por dentro sabrás por qué eres tan preciso, por qué no has dicho sin más 42 kilómetros. Porque sabes que cada metro fue una batalla cruenta contra tus ganas de rendirte. También los tres últimos metros.

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Como bien dice Manolo, te faltaron tres metros en el POST y me percaté de ello, por lo del gusto hacia las mates, pero no quise comentarlo por dos motivos:

1.- Porque un error tan leve en un POST tan elocuente y genial se ha de pasar por alto.

2.- Porque bastante miedo en el cuerpo tenéis como para deciros que os quedan tres metros más.

Con la altura de Jesús Lens, cuando llegue a los 42.192 metros se puede tirar al suelo porque por la propia inercia que traerá su cuerpo, a buen seguro que cruza esa ansiada meta.

Anónimo dijo...

Genial, Jesús, as usual. La imagen, impresionante. Necesaria, diría yo, a estas alturas de zozobras incontrolables.

Ayer, el fisioterapeuta quedó impresionado ante mi rigidez y tensión: como un tronco. Los gemelos (a pesar de que en dos semanas llevo 3 sesiones de carrera suave ), dos bolas de acero que querían salirse... El cuello, absolutamente oxidado y mil contracturas en la espalda. ¿Entrenamiento, tensión, ambas cosas?

Ya estamos allí, sintiendo lo inevitable...

Paco Montoro dijo...

Me es casi imposible describir lo que se siente al llegar (aunque yo diría durante toda la carrera) a la linea de meta de una maratón. Tan solo decirte que soy de lágrima fácil cuando cruzo esa línea. Tras de mi lo he dado todo como corredor.
Suerte amigo(s)que sea tu primera y no la última vez que te enfrenta a la mítica distancia. Un abrazo

Anónimo dijo...

Yo también soy de lágrima fácil Paco, en más de una ocasión al cruzar la meta he llorado, pero es que después de alguna carrera que he hecho sólo me apetcía eso.

Javi lo de los músculos no me extraña, ya te he dicho que eres el incrible Hulk, ese es el principio de la metamorfosis.

2 días y bajando

Anónimo dijo...

Chicos, 23.45 de la noche y un kilo menos que ayer. Diarrea, retortijones y dolores abdominales. Hoy apenas comí y me voy a la cama sin cenar.

Desánimo total.

Mañana hablamos.

Antonio dijo...

Jesús ¿eso son nervios o gastroenteritis?
Cuídate y sobre todo hidrátate bien.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Desánimo absoluto. Dudas 100%. Cansancio, flojera.

Antonio dijo...

Cómo está el patio, esto parece una enfermería,

Mariconazos, vamos a sufrir, a ganar, a derrotar la distancia mítica. Da igual cómo nos sintamos, las dudas, los miedos, los dolores. Vamos a darlo todo. Haceros a la idea de que el cuerpo es mucho más fuerte de lo que creemos y le podemos imponer una tiranía absoluta. No os dejeis vencer por el desánimo.

¡AQUÍ SE VIEN A MORIR!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Espero un milagro.

Anónimo dijo...

Bueno, me fui a la cama sin promar bocado y trago y hoy parece haber escampado.

Las tripas no rugen y se han solidificado. Me he tomado dos cafés de Los Abades. Y si mis tripas pueden con eso es que pueden con todo ;-)

Padrino, eres un crack, sabiendo motivar a la gente.

Manolo, no veas cómo me alegro del gazapo. Tío, nunca un errer de tres metrillos de nada dio para provocar una torrente tan inmenso de hermosas palabras. ¡¡Qué ganas de sentir todo eso, como dice paco!!!

Esta noche he soñado con la previa de la Maratón. ¡¡No conseguía llegar... a la línea de salida!! Increíble, la mente.

Anónimo dijo...

Amigos verdes. Mis sensaciones son más parecidas a las de Antonio este año, más tranquilo, sabiendo que el reto es grande y que lo respeto mucho, pero miedo ninguno. El año pasado me pasé el día previo al Mapoma acongojado y arrepentido y luego en carrera demasiado conservador todo el tiempo. Este año salgo a por la carrera hasta que que venza ella a mi, quiero quedarme con la sensación de haberlo dado todo. Como dice el Padrino: Aquí se viene a morir!!

Jesús, en cuanto el cuerpo te lo permita recuerda hidratarte muy bien y cargar carbohidratos, que en tu cuerpo tienen que caber unos pocos.

Javi, a estirar y masajes. Yo tengo un dolor en la cintura también, pero nada de venirse abajo por un pequeño contratiempo, somos fuertes!.

Un abrazo

Mario dijo...

joder, que no es para tanto. Un consejo javi y jesús, mirar el recorrido, y mentalizarlo, seguir con el dedo la linea que lo dibuja y si conoceis sevilla, mejor que mejor y empezar a visualizarlo... a ver si voy a atner que ir para soltar un par de .... a disfrutar.

Anónimo dijo...

COMPAÑEROS: Que las fuerzas os acompañen.

Que por la cabeza de todos vosotros, solo circulen sensaciones positivas.

Que el muro, solo sea una pequeña tachuela.

Que la única frase que ronde por vuestra mente sea "vamos, vamos, ya queda poco.

Que el poderio fisico y mental se compenetren para alcanzar vuestros objetivos

Que el sentimiento final sea de satisfacción plena.

Llego el momento de la verdad.

Reciban un fuerte abrazo de vuestro compae.


MUCHO ANIMO PARA ESA BUENA GENTE.

Paco dijo...

Que grande Jesus! mucha suerte que ya queda poco. a por ello!!!!!

Anónimo dijo...

Alea iacta est.

Amigos poco que decir, en breve salimos para Sevilla. Mucha suerte compañeros, ya poco podemos hacer salvo conjurarnos para darlo todo y hacer un gran papel

Ánimo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!